Carlos Espinosa y un cálido homenaje a Roberto Arlt

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-Te obsequio una lectura, pero no el libro

- ¿Cómo?...
 

- Es así, dejo este libro en tus manos para que lo leas, todo entero o hasta donde tengas ganas, con la condición de que después se lo pases a un pariente, un amigo o un vecino. La consigna es que el libro no se guarde, que esté siempre libre y vaya pasando de mano en mano…

- Ah! Qué bueno, gracias…!

Diálogos sencillos y breves, afectuosos y acompañados por sonrisas. Así transcurrió la sencilla evocación y homenaje de la figura de Roberto Arlt, hoy 26 de julio, con motivo del 74 aniversario de su muerte. El objetivo se cumplió, tal como estaba previsto.

Diez ejemplares de “Roberto Arlt en la Patagonia”, este querido libro mío que empezó a circular en el año 2014, están desde hoy volando en los aires de la comarca de Patagones y Viedma como “libros libres”.

Primero hice la entrega en Patagones, en la esquina del hotel Pércaz donde se alojó Arlt en enero de 1934 cuando recorrió el norte de la Patagonia, escribiendo sus aguafuertes para el diario El Mundo. Vecinas patagonesas sorprendidas con el gesto –dos de ellas me reconocieron, ¡oh, vanidad del escritor!- y otras aceptaron el obsequio sin entender bien de qué se trataba. También quedó un ejemplar en la recepción del hotel, para que lo compartan los pasajeros.

Después repetí la ceremonia en Viedma, en la vereda de la plaza San Martín, enfrente de la Municipalidad, donde Arlt se paró aquella vez para contemplar la enorme glorieta (o palco para la banda) que comparó con un “albergue para elefantes”. Otra vez la sorpresa y el buen agrado. Una sola señora –que caminaba apurada, con su hija- rechazó la propuesta del “obsequio de la lectura”. Claro, fue natural su resistencia, porque por ese sitio suelen estar agazapados los predicadores de extrañas religiones, aunque no era mi caso.

La mañana de este martes estuvo fría. Toda la gente pasaba bien emponchada. Pero desde el centro de la plaza San Martín me observaba un caballero que sólo cubría su cuerpo enjuto con un impermeable blanco, de anchas solapas. No llevaba sombrero y el pelo rebelde le dibujaba un amplio canal en la mitad de la cabeza. Me observaba… fue sólo un momento. Me pareció que me saludaba con una ligera inclinación de la testa. Atiné a levantar mi gorra para responderle el gesto… pero cuando fijé la mirada en ese sitio del paseo público aquel caballero ya no estaba.


Esta descripción fue extraída del Facebook de Carlos Espinosa donde detalla con simpleza pero con emotiva profundidad la propuesta que impulsó en Viedma y Patagones para homenajear a Roberto Arlt. Pero además dialogó con FM DE LA COSTA donde explicó sus sensaciones al respecto.

"Me paré en Patagones en Comodoro Rivadavia e Irigoyen, donde está el viejo Hotal Pércaz y donde Roberto Arlt en 1934 alojado", dijo y agregó que también estuvo "en Viedma, en la plaza San Martín. Entonces cuando pasaba una persona les decía que le iba a obsequiar una lectura. Les entregaba el libro, les pedía que lo leyeran hasta donde tuvieran ganas y cuando lo dejen, que lo haga con otra persona pero con la misma consigna".

Luego detalló que "vino para escribir crónicas que se publicaban en el diario El Mundo de Buenos Aires. Esto hoy ya es de dominio público, incluso está la frase que dijo que 'Patagones es tan bonito como un beso de novia en un día de lluvia'".

Sobre su libro, dio a conocer que "ahí recopilo estos relatos que escribió y le agrego datos con alguna ficción mía imaginándolo en las calles de Patagones y de Viedma".

"Entonces puse en circulación diez ejemplares de ese libro, pero no en la forma tradicional regalándoselo a alguien, sino regalar una lectura", expresó.

En cuanto a la iniciativa, resaltó que "esto es lo que se llama un libro libre, que no tiene dueño, va pasando de mano en mano".

"Me pareció una forma de recordarlo, un tipo que estuvo acá. Escribio cosas muy interesantes sobre nosotros", concluyó.

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