La Residencia, el valioso patrimonio histórico devaluado por los últimos gobernadores

Fue construida entre 1920 y 1924

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La Residencia de los Gobernadores, ese emblemático edificio de características neocoloniales ubicada en la calle 25 de Mayo entre San Martín y Garrone, de Viedma, es de los patrimonios históricos más importantes de la ciudad, fundada en 1779.

Hasta 1924 los gobernadores del Territorio Nacional del Río Negro residían en hoteles de Carmen de Patagones, porque Viedma había tenido una lenta reconstrucción tras la gran inundación de 1899.

Fue en 1920 cuando el entonces gobernador Víctor Molina ordenó la construcción de un lugar que sirviera de Residencia Oficial. Molina ni siquiera llegó a habitar un día la casona, pues fue terminada en 1924, cuando ya lo había sucedido ese mismo año don Alfredo Viterbori.

Desde ese momento y hasta nuestros días todos los gobernadores del Territorio y de la posterior Provincia residieron en ese lugar con excepción de Alberto Weretilneck, entre 2012 y 2019. Carlos Soria en los 20 días que llegó a ocupar el cargo de gobernador hasta su muerte, vivió apenas una semana tras varios arreglos que se hicieron. En la presente gestión se estima, aunque con dudas todavía, que Arabela Carreras ocupará finalmente la Residencia.

La casona, de un poco más de 600 metros cuadrados de superficie cubierta, responde al estilo de “renacimiento neocolonial”, con techos recubiertos de tejas francesas sobre estructura de madera, paredes de mampostería tradicional revocadas a la cal, pisos de mosaicos, cerámicos y madera, carpintería de madera y revestimientos de mayólicas.

Una recopilación histórica del periodista local Carlos Espinosa indica que las dependencias centrales constaban, en el plano original, de un escritorio, dos dormitorios, comedor de diario –con una generosa claraboya que le confiere el aspecto de un patio cubierto, comedor para recepciones, sanitarios y cocina. Más tarde se le agregarían otros dos cuartos de dormir, salón de fumar y otras dependencias de uso doméstico, un quincho y un departamento separado para el personal de servicio.

No es una construcción lujosa, pero seguramente en la chata arquitectura de la Viedma de los años ’20 sobresalía por su esplendor, lo cual dio lugar a la denuncia del vecino de esta capital, Enrique Valerga, con el patrocinio de abogado Emilio Guichard, contra el gobernador Molina por el presunto delito de “malversación de fondos públicos”. La acusación, que según lo que sabemos –dice Espinosa- se ventiló en los tribunales nacionales sin que se pudieran concretar cargos contra Molina, radicaba en el supuesto desvío de dinero de sueldos remitido por el gobierno nacional para el pago de sueldos de personal policial, para abonar materiales y mano de obra utilizados en la construcción de la residencia.

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