El coronavirus hace estragos: mata gente, consume
energías de trabajadores de la salud, devora los presupuestos sanitario y
social, ocupa camas, nos pone al borde del colapso, se gana el protagonismo en
la agenda política, llama a la decisión urgente y emergente y provoca
confrontaciones y un océano de dudas.
La crisis sanitaria está inmersa en el país y Río Negro
no es la excepción. Nunca antes en la Provincia fue necesario contar, cama por
cama, minuto a minuto, como ahora. Y para colmo, todavía hay quienes sostienen
que lo peor de la situación aun no llegó.
Con este contexto, el Gobierno provincial tiene los ojos
puestos en Bariloche, donde siempre se dieron las mayores cantidades de
contagios. Ya anunció que allí, el próximo 26, volverán las clases presenciales
suspendidas preventiva y temporalmente. Por ahora no hay ninguna decisión sobre
la vuelta a la virtualidad en el resto de las escuelas rionegrinas, tampoco en las oficinas públicas dependientes
de la Administración Central. Esto no quiere decir que, de ser necesario, la
decisión de un cierre temporal de la presencialidad se hará, por sí mismo o a través
de una adhesión a futuras y eventuales disposiciones que ejecute el Gobierno
nacional.
En la alteración de la agendas de los poderes del Estado,
ayer se generó una reunión extraordinaria del Comité de Crisis en la que
compartieron espacio la gobernadora, Arabela Carreras; el presidente del Poder
Legislativo, Alejandro Palmieri y el presidente del Superior Tribunal de
Justicia, Ricardo Apcarián. Juntos analizaron la situación de cada uno de los
ámbitos y, desde el Ejecutivo, se tomó la decisión de suspender actos y
actividades deportivas por espacio de 15 días.
El Gobierno provincial resiste en su posición de sostener
la presencialidad en escuelas y oficinas públicas. Lo hace fundamentalmente
para no forzar un cierre de las actividades productivas. Es que si la economía
tuviese cuerpo también estaría en terapia intensiva.
En tanto, a las restricciones horarias existentes en
Bariloche y todo el Alto Valle se sumó ayer Sierra Grande. En Viedma, mientras
tanto, se adoptan algunas medidas puntuales. A través de un decreto, el
intendente Pesatti estableció que en los locales comerciales solo se podrá
ingresar de a una persona.
Los próximos 15 días serán difíciles, tanto que los
gobiernos nacional y provincial empiezan a mirar de manera cada vez más posible
un cese de actividades por dos semanas porque, además, está en juego la
capacidad hospitalaria, que ya está al rojo con poco más del 90 por ciento de
camas ocupadas en Río Negro.
Está por colmarse la capacidad hospitalaria y está por
verse la capacidad para resolver que tienen quienes nos gobiernan.
23 febrero 2024
Palabra de Domingo