La tristeza y la angustia no se fueron de Patagones

A 17 años de la masacre en el colegio Malvinas

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Hoy se cumplen 17 años de la tragedia del colegio Malvinas, de Patagones. Fue el día en que un adolescente de primer año vació el cargador de una .9mm dentro de su aula y mató a tres compañeros, dos chicas, Sandra y Evangelina y un varón, Federico.

No es una fecha cualquiera para la sociedad maragata y si bien en las escuelas cada año para esta fecha se hacen jornadas de reflexión y se recuerda a las víctimas poco a poco, fuera del ámbito escolar, el hecho ha perdido el carácter reflexivo que cobró en los primeros años, cuando se prometía bastante más de lo que se ha hecho en torno a la problemática de la violencia escolar y el bullying, por mencionar algunos de los males que aquejan a la sociedad actual.

Patagones quedó marcada para siempre como el lugar donde se registró la primera masacre escolar de América Latina.

“Pese al tiempo transcurrido y al esfuerzo de la comunidad por dejar atrás el dolor de aquella tragedia, el fantasma de los hechos en la Escuela Islas Malvinas parece resurgir en Patagones sin aviso tras una ventisca que cimbra cualquier esquina o sobre la barranca que da al río Negro, bajo los eucaliptus de la plaza Villarino. El dolor no se esfuma ni halla dónde esconderse. Subsiste, como una herida que no cierra ni cicatriza, marcando a fuego las miradas, los silencios y las murmuraciones a la hora de la infaltable siesta”, escribió en una oportunidad el periodista Pablo Morosi, autor de los libros Crónicas de una masacre escolar (2006) y Juniors, la historia silenciada del autor de la primera masacre escolar de Latinoamérica (2014).

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