En estos días ha sido noticia nacional la inundación de campos
y de viviendas rurales en el Partido de Patagones como consecuencia de las
copiosas lluvias. Tan solo unos días antes en esa misma zona se producían
tormentas de arena provocadas por la voladura de suelos.
Tanto las voladuras de suelos como las inundaciones son el
resultado de la combinación de condiciones climáticas extremas y de los
desmontes. El desmonte es la eliminación de la vegetación natural para
reemplazar el monte nativo por cultivos anuales como el trigo o verdeos
destinados a alimentar el ganado vacuno y ovino.
Los suelos del monte son muy susceptibles a erosionarse a
causa de la lluvia y el viento. Por ello es fundamental conservar el monte
nativo: cuando hay condiciones extremas de sequía las plantas leñosas protegen
los suelos reduciendo su voladura a causa de los fuertes vientos. Y cuando
llueve tanto como en los últimos días, las plantas se encargarán de absorber el
agua evitando la inundación de los campos, por lo tanto el monte nativo actuará
como una esponja. A estos beneficios que ofrece el monte se los llama servicios
ecosistémicos.
Las inundaciones y voladuras de suelos no son recientes sino
que siguen manifestándose como consecuencia del uso histórico del suelo en el
partido de Patagones. Durante más de 50 años el avance de la frontera
agropecuaria redujo en un 70 % la vegetación nativa. En el año 2009 ya se
evidenciaron las consecuencias negativas de esos desmontes, con voladuras de
suelo que llegaron hasta el litoral marítimo de Carmen de Patagones.
Si queremos evitar estos efectos negativos del desmonte es
necesario conservar el monte nativo. Esto no significa dejarlo intacto o no
intervenir. Deben planificarse las actividades productivas en función de las
características particulares de cada predio, de su suelo, de la vegetación y el
clima.
Los campos que ya han sido desmontados y que por la sequía
no pudieron producir pasturas o cultivos de grano, necesitan incorporar
acciones de restauración con plantas nativas para recuperar y mejorar su
condición productiva. Los campos que aún conserven monte nativo deberían
realizar acciones de manejo de la cobertura leñosa que permita la subsistencia
tanto de pastos como de arbustos nativos con una evaluación adecuada de la
carga ganadera. En ambos casos se reduciría la posibilidad de voladura de
suelos y de inundaciones así como también la mortandad de animales.
Es necesario aunar esfuerzos para comenzar a revertir los
efectos negativos del desmonte con miras a compatibilizar la producción con la
prevención de situaciones ambientales extremas como las de estos días. Las
Universidades, el INTA y la Chacra Experimental de Patagones, junto al estado
municipal, provincial y nacional, debemos trabajar junto a los productores para
lograr que se implementen prácticas de manejo que vayan de la mano de la
conservación del monte nativo y sus servicios ambientales, en el marco de la
Ley de Bosques (Ley 14.888).
*Dra. Silvia Torres Robles, Lic. Belén Rodríguez, Dra.
Guadalupe Peter, Dr. Juan Manuel Zeberio, Lic. Dianela Calvo, Ing. Agr. Juan
Seco López y Dra. Cintia Leder.
Docentes, Investigadores y Becarios del Centro de Estudios
Ambientales desde la Norpatagonia (CEANPa-UNRN)
16 noviembre 2024
Opinion