En febrero de 2020 obreros trabajaban en la ruta que une San Antonio Oeste con Las Grutas. Un camión volcador depositó el asfalto en caliente en la banquina y avanzó con la batea levantada, sin que el conductor notara que había un cable de alta tensión. La caja del vehículo rozó el conducto de electricidad y se produjo un fuerte estallido.
El camión detuvo su marcha, pero el cable quedó enganchado. Los otros obreros corrieron para ver cómo se encontraba el chófer, cuando debido a la descarga de alta tensión “empezaron a volar las ruedas del camión completas con estallidos muy fuertes”, según consta en el expediente.
El trabajador que hizo la denuncia relató que “las ruedas salieron disparadas con un estruendo increíble”. Cuando terminaron las explosiones, siguió sintiendo un zumbido en ambos oídos y un fuerte dolor de cabeza.
El capataz lo envió directamente al hospital, donde por espacio de una hora estuvo “totalmente sordo”. Con los días se mantuvo el zumbido y una notoria pérdida auditiva.
La empresa para la que trabajaba radicó la correspondiente denuncia ante la ART, que en principio brindó un tratamiento que, a criterio del trabajador, fue inadecuado. Cuando le dieron el alta, el hombre pidió la intervención de la Comisión Médica, que realizó un diagnóstico y determinó la existencia de secuelas incapacitantes.
En el expediente judicial se realizó una pericia médica que arrojó una “valoración de la incapacidad parcial, permanente y definitiva del 49,19%”. La ART no presentó su descargo.
Por ello, la Cámara Laboral de Viedma ordenó el pago de la indemnización a la Aseguradora de Riesgos del Trabajo.
27 noviembre 2024
Judiciales