Ana González, referente del gremio de los peones de taxis, reconoció que muchos de sus colegas se niegan a ingresar al barrio. “Yo trabajo los sábados a la tarde y en ese momento no se toman pedidos en el barrio Lavalle. Le pedimos disculpas a la gente que no tiene nada que ver, pero las taxis no llegan por seguridad. Es un riesgo ir”, aseguró.
Señaló que los pocos trabajadores que entran al barrio (el más populoso de la capital rionegrina) lo hacen “con todas las precauciones para saber si están seguros o no”, pero se mostró preocupada porque los robos son “cada vez más grave y más violentos”.
Durante el fin de semana el gremio se declaró en estado de alerta. Fue luego que un trabajador fuera abordado (en la esquina de 19 y 20) por un grupo de jóvenes armados que, para detener el rodado, reventaron el parabrisas con un trozo de ladrillo.
Esta acción le causó al taxista serias heridas en su rostro, oportunidad que fue aprovechada por los ladrones para robarle la billetera y otras pertenencias. “No perdió un ojo de milagro”, señaló González.
El hecho ocurrió el sábado a las 6 de la mañana y los jóvenes, según dijeron, habrían actuado bajo el efecto de bebidas y otras sustancias. “A esa hora los chicos tienen todo lo que encontraron encima y reaccionan así después de haber tomado todo lo que se encuentran en el camino”, dijo la dirigente gremial.
González reclamó a la Policía que reestablezca y mejore los controles que se hacían en el ingreso al barrio. “La semana pasada cambió la cúpula policial y esta semana no se hicieron los controles que hemos pedido”, advirtió.
“Solicitamos que se pare el auto en la entrada de los barrios, en las calles 20 y 30 y en las camineras. Estos controles los hicieron, pero no con las exigencias que pretendíamos”, dijo finalmente.
28 noviembre 2024
Judiciales