En esa oportunidad, la dictadura militar no solamente vino a barrer nuestros derechos, sino mediante un complejo entramado entre militares, civiles y corporaciones, instaurar un modelo económico de exclusión y extranjerización de nuestra economía, desindustrialización y endeudamiento, utilizando como metodología la persecución, asesinato y exterminio de compañeros trabajadores, militantes de organizaciones políticas populares y sindicales y ciudadanos, cuyo único pecado era pensar y soñar una Argentina libre e igualitaria, con justicia social y económica. De esa manera, la oligarquía financiera desplazaba a los sectores industriales nacionales y el país se sumergió en un sistema de especulación rentísitico y apertura indiscriminada de las importaciones.
La destrucción del Estado argentino fue de la mano del plan de exterminio, mediante el secuestro, detenciones ilegales en campos de concentración clandestinos, apropiación y secuestro de niños y sesiones de torturas para disciplinar, con su correlato cultural autoritario, basado en un sistema de censuras y restricciones a la libertad de prensa y de expresión.
Ante un nuevo 24 de marzo y en circunstancias de un nuevo gobierno, hoy más que nunca vemos necesario rendir homenaje a los 30.000 argentinos desaparecidos, bregando cada día por un futuro forjado entre todos, sin distinción de banderías, con respeto entre hermanos y poniendo en valor un verdadero sentimiento de Amor por la Patria.
De esa forma nos garantizaremos entre todos el “Nunca Más” que claman nuestras víctimas y las futuras generaciones.
25 noviembre 2024
Opinion