A 71 años del 17 de Octubre, quien quiera oír que oiga

Comentar

El 17 de octubre de 1945, en nuestro país, fue una movilización de los trabajadores que capitalizó la naciente burguesía nacional ante la momentánea ausencia de la burguesía inglesa, ocupada en salir de la guerra europea y sus consecuencias.

Ambos procesos, salvando distancias temporales y geográficas, trajeron grandes avances sociales pero no eliminaron las diferencias de clase ni las injusticias. Redefinieron los ganadores y los perdedores del sistema. En ambos hay ganadores y perdedores.

Esto no empaña lo positivo de este tipo de procesos inscriptos en los avances sociales que siempre abren nuevas oportunidades cual caja de Pandora, pero los ubica en su justa medida.

La gran guerra por el reparto del mundo que se libró en Europa entre 1939 y 1945 absorbió todas las energías y preocupaciones de los países europeos que colonizaron y explotaron nuestras tierras y nuestro trabajo desde los años 1500. Especialmente Inglaterra, que colocaba sus productos industriales a cambio de las exportaciones del campo de la oligarquía argentina dejó de lado momentáneamente sus intereses en esta región por obvias razones de supervivencia. Algo muy parecido a lo sucedido a principios del siglo XIX cuando Napoleón invadió España y las colonias “abandonadas” por sus amos se animaron a recorrer el camino de la independencia, no necesariamente cambiando formas de gobierno y correlaciones de fuerza internas, aunque iniciado el camino de libertad se abrieron oportunidades de cambios sociales.

Volviendo a 1945, durante esa guerra, y hasta diez años después, América Latina quedó librada a su suerte, “por suerte”. Esto permitió que surgieran los gobiernos de las burguesías locales en formación que incluyeron importantes avances para los trabajadores también. Esto funcionó sin demasiados sobresaltos hasta que los EEUU reemplazaron a Europa en el dominio del mundo y una vez terminadas de acomodar las economías afectadas por la guerra volvieron a poner, “por desgracia”, los ojos sobre nuestra región.

Durante esos años de “libertad” de post guerra fueron posibles procesos encabezados por  Getulio Vargas en Brasil, José María Velasco Ibarra en Ecuador, Alberto Lleras Camargo en Colombia, Carlos Ibáñez del Campo en Chile y Juan Domingo Perón en Argentina. En otros países de la región esta posibilidad se dio unos años más tarde con similares características y liderazgos.

En Argentina, el desarrollo vertiginoso e improvisado de la industria, gracias al obligado proceso de sustitución de importaciones, generó un crecimiento exponencial de la clase trabajadora industrial que reclamaba sus derechos y una sustancial mejora en sus condiciones de vida, cosa que era justa y posible en un proceso de crecimiento de las fuerzas productivas y de riquezas acumuladas en un país que exportaba mucho e importaba poco.

El 17 de octubre fue un grito popular exigiendo derechos que fue interpretado por nuevos actores ante la distracción de los partidos y sindicatos de la izquierda, que venían dando grandes luchas por los derechos de los trabajadores pero, influenciados por el pensamiento eurocéntrico, estaban más preocupados por el fascismo en Europa que por la dependencia en nuestro suelo. Los vacíos en política no existen. Había una demanda y no había una respuesta acorde que interpretara el momento que se vivía.

Esta demanda fue interpretada por un militar que, por decisión propia y muy inteligente por cierto, integraba en segundas filas el gobierno militar que había desplazado del poder a los protagonistas de la década infame y así surgió lo que más tarde sería el Partido Justicialista. Sus propios protagonistas de ayer y de hoy lo interpretan como un movimiento que vino a armonizar el capital con el trabajo, aunque su marcha habla de combatir al capital.

Durante esos primeros diez años fue posible esa armonización por las condiciones de mercado imperante pero cuando Inglaterra y EEUU  volvieron a poner el ojo sobre nuestra región esa armonía comenzó a resquebrajarse y volvió la “normalidad” del sistema capitalista. Vino el desarrollismo con su plan de enajenación de nuestra economía y el proceso de la dependencia se fue profundizando, con avances y retrocesos sociales, por la fuerza o condicionando la democracia. Como siempre, el capital extranjero, encontró sus aliados en la oligarquía forjada por Rosas y Roca durante el proceso de expulsión de los pueblos originarios de la pampa húmeda.

Hoy somos un país dependiente con una economía fuertemente extranjerizada. Eso ha sido habilitado por las dictaduras y también, lamentablemente, por los gobiernos democráticos de radicales y peronistas hasta nuestros días.

A 71 años de aquella gesta popular queremos rescatar su contenido popular y su empuje para mejorar las condiciones de vida de nuestra sociedad. Queremos plantear la necesaria autocrítica que el socialismo y la izquierda debe hacerse por no haber estado a la altura de las circunstancias y no haber interpretado lo que estaba pasando en nuestra sociedad. Queremos también señalar las limitaciones del partido que institucionalizó y capitalizó aquella movilización en cuanto a que tampoco interpretó que, al terminarse el momento económico favorable, iban a venir tiempos difíciles para los cuales había que plantearse cambios más profundos.

Como reflexión a modo de enseñanza colectiva, fuera de todo interés partidario o sectario, tal vez la gran deuda de ese proceso fue no haber confiado más en la participación activa e informada de la sociedad para tomar decisiones, en esencia la gran deuda es el ejercicio profundo de la democracia, único camino que tienen las mayorías para entenderse y tomar decisiones con autonomía y libertad. Los personalismos y las estructuras verticales pueden tener un momento de auge pero a mediano y largo plazo son una limitación a sus propios objetivos de justicia social proclamados, como lo muestra la historia universal.

Nuestra sociedad, más desigual y dependiente que nunca, necesita avanzar hacia la independencia con igualdad en armonía con el resto de la naturaleza. En ese marco de participación ciudadana el socialismo tiene la gran responsabilidad de contribuir a superar las limitaciones propias y de la experiencia social que hoy conmemoramos.

Juan José Tealdi
Coordinador Corriente Nacional “Igualdad y Participación”
Partido Socialista

También te puede interesar...