Por Pablo Barreno (*)
Hace exactamente un año, el ministerio Público Fiscal de
Río Negro archivaba el engendro jurídico impulsado por la presidenta del STJ
para disciplinar y acallar a los trabajadores/as a través de mi persona: lisa y
llanamente, intentaron encarcelarme.
Manipularon todo el sistema para encarcelar a un
trabajador. Y lo pudieron hacer por la persistencia, en pleno siglo XXI, de las
características autocráticas que determinan el funcionamiento de la jerarquía
judicial.
No pudieron meterme preso, básicamente, porque no tenían
razón. Porque estaban pisoteando la ley. Porque estaban despreciando el Estado
de Derecho. Y finalmente debieron admitirlo (implícitamente) en términos
institucionales.
Pero para llegar a ese resultado, hizo falta tomar
decisiones difíciles que pusieron en juego todas las dimensiones posibles:
familiar, política, laboral, sindical, individual y colectiva.
No es fácil enfrentarse al poder, pero lo hice con la
certeza de saber que en esa lucha no sólo se jugaba mi posición, sino también la
de los trabajadores y trabajadoras que represento. Y mi compromiso con ellos y
ellas es indestructible. No importa quién lo amenace.
Podría haber solucionado de manera simple y sencilla este
problema. Pero para eso debería haber mentido (porque tendría que haber dado
por cierta una denuncia absolutamente falsa) y, esencialmente, debería haberme
traicionado a mí mismo y a quienes represento. Y eso hubiera debilitado mucho a
los trabajadores y trabajadoras, porque los hubiese dejado expuestos ante un poder
que necesita tener trabajadores/as sumisos y sin capacidad de debatir de igual
a igual.
Hoy entonces, hace un año que se hizo efectiva una
victoria colectiva: la victoria de las convicciones; la victoria de la lealtad
a una idea y a una forma de ser en la vida y en el sindicalismo; la victoria
del compañerismo; la victoria de la verdad. Básicamente, la victoria de los
trabajadores y trabajadoras que creemos y luchamos por un servicio de justicia
democrático y al servicio de los vecinos y vecinas.
Les agradezco a todos y todas el apoyo de aquellos días.
Fue realmente conmovedor. Y los convoco, nuevamente, a seguir por este camino:
el de las convicciones, el del compromiso colectivo, el de la lucha respetuosa
pero firme. Es el camino que emprendimos hace más de 12 años y es el que nos ha
permitido, una y otra vez, generar derechos y mejores condiciones para los
trabajadores y trabajadoras.
Gracias nuevamente. Y Les mando un fuerte abrazo!
16 noviembre 2024
Opinion