Nadie podía ocultar la alegría. Ni la niña, ni su familia adoptiva, ni las personas que trabajan en el edificio judicial de Roca y Sarmiento de Cipolletti. El aire se respiró diferente y el entusiasmo se palpaba hasta en las paredes decoradas con globos. “Ahora vamos a estar juntas para siempre”, le susurró al oído la pequeña a su mamá, mientras la jueza declaraba su adopción.
Acompañada por su abuela y también por los familiares que siguieron el acto por videollamada, la niña apretó fuerte la mano de su mamá y escuchó con atención algunos párrafos de la sentencia.
La presencia de la niña modificó la rutina en el organismo judicial. Mientras algunos inflaban y colgaban globos en la sala de audiencias, otros observaban con alegría la energía de la pequeña. Llegó vestida de rosa, con una campera plateada y una vincha que le sostenía su cabello, accesorio que le dejaba en evidencia su rostro lleno de felicidad. Ella estaba apurada por terminar el trámite e irse a jugar con las profesionales del Equipo Interdisciplinario que tanto la acompañaron en el proceso. Mientras tanto, repartía sonrisas y gestos no solo a la jueza Marissa Palacios, sino también a la Defensora Pública Ángela Hernández y a Débora Fidel, Defensora de Menores.
Esto que la jueza resolvió significa garantizar el derecho a vivir en familia de la niña y dijo: “observé que las dos se eligieron y que ahora no solo tenés una mamá sino que también tenés abuela, abuelo, tías, tíos, primos y también a tu hermana”.
La magistrada explicó que esta forma de informar las sentencias directamente a las personas involucradas legitima al Poder Judicial ante la ciudadanía y, además, fortalece la comunicación en torno a los procesos de adopción.
La mujer que adoptó a la niña había formalizado su inscripción hace cuatro años en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruagfa), que en Río Negro depende del Superior Tribunal de Justicia (STJ). Después de asistir a los talleres y capacitaciones y de obtener informes favorables de las y los profesionales que intervienen en las entrevistas previas, obtuvo, por sentencia, la guarda preadoptiva de la niña. Se vinculó con ella durante cuatro meses y en esa instancia el Equipo Técnico Interdisciplinario del fuero de Familia concluyó que la vinculación se había consolidado de manera satisfactoria. Destacaron que la niña nombraba abiertamente a la mujer como "mamá" y hablaba de los integrantes de la familia extensa refiriéndose a ellos como "tíos, primos, abuela".
Luego de recibir los informes, la jueza de Familia de Cipolletti mantuvo una audiencia con la niña y con la mujer, quien estuvo acompañada por su hermana. La Defensora de Menores intervino a lo largo de todo el proceso en resguardo de los derechos de la niña.
Durante la audiencia surgió que hubo “una conexión a primera vista, ya que ambas se eligieron” y que pese a los miedos, es posible otorgarle a la niña una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales.
La madre adoptiva aceptó el compromiso de hacerle conocer sus orígenes y de mantenerla vinculada con su hermana biológica.
La sentencia de adopción se resolvió en un mes, puesto que la mujer hizo la petición en mayo luego de cumplir el periodo de guarda. Para ello contó con la asistencia de una Defensora Pública, sin ningún costo económico.
Finalmente este martes al mediodía, en una sala de audiencias del edificio del fuero de Familia de Cipolletti, la jueza convocó a los familiares y les leyó la sentencia con una adaptación al lenguaje claro para la comprensión de la pequeña.
“Cuando me otorgaron la guarda, en diciembre, justo fue mi cumpleaños. Ahora se viene el de ella -por la pequeña-, inmenso regalo”, sostuvo la mamá ante familiares, funcionarias y trabajadoras del Poder Judicial.
27 noviembre 2024
Judiciales