Un matarife sufrió un
profundo corte en el antebrazo mientas se encontraba faenando cabezas de
ganado. Posó el cuchillo sobre la oreja del animal, se le resbaló y le provocó
un sangrado abundante.
En principio fue asistido en
el propio frigorífico. Se le realizó un torniquete y fue derivado al hospital
Zatti. Luego fue traslado a la Clínica Viedma donde le practicaron los auxilios
médicos acordes a la gravedad de la lesión. Lo intervinieron quirúrgicamente.
En su presentación relató
que con posterioridad a la operación le brindaron rehabilitación por espacio de
sesenta días, luego de lo cuales se reincorporó a sus tareas habituales.
Explico que pasados varios meses del hecho continuaba con dolores fuertes en su
brazo, pese a lo cual la ART le otorgó el alta médica.
Tomó intervención la
Comisión Médica N° 18 que dictaminó un porcentaje de incapacidad. Sin embargo,
realizó una presentación porque consideraba que su discapacidad era mayor.
Por su parte, la Aseguradora
de Riesgos de Trabajo afirmó que desde el primer momento brindó todas las
prestaciones y sostuvo el dictamen de la comisión.
En el expediente laboral fue
convocada una perita que realizó un pormenorizado detalle de las lesiones y una
clasificación de las lesiones producidas por arma blanca. Concluyó que “el
examen físico realizado se constató alteración en la sensibilidad de territorio
cubital de antebrazo izquierdo y limitación en los movimientos de la muñeca y
dedos de la mano”.
Finalmente, la Cámara
Laboral de Viedma decidió hacer lugar a la demanda y condenó a la aseguradora a
abonar la indemnización por incapacidad.
26 noviembre 2024
Judiciales