Desde los 18
años una operaria trabajó en la fabricación en serie de placas
electrónicas con materiales de alta tecnología para radares y
satélites en INVAP.
Más adelante, fue puesta bajo las órdenes de un ingeniero que la maltrató y le generó severas consecuencias psiquiátricas. Se probó que la incapacidad fue motivada por el ambiente laboral y deberá ser indemnizada por la aseguradora.
La trabajadora
fue parte del equipo técnico al momento de la construcción de los
satélites "SAOCOM 1A y SAOCOM 1B". De acuerdo a su
denuncia, sufrió violencia laboral por parte de su jefe directo, lo
que provocó en la trabajadora daños psicofísicos que le generaron
una incapacidad laboral y la necesidad de tratamientos profesionales.
Su jefe tenía “actitudes despóticas, irrespetuosas y de trato
denigrante”, según denunció.
Compañeros de
trabajo coincidieron en describir a la trabajadora, previo a estar
bajo las órdenes del ingeniero, como “una persona que estaba bien,
alegre, buena compañera y que luego comenzó a visibilizarse el
deterioro en su salud mental por el maltrato recibido”.
A partir de
entonces, “el cambio lo vieron en su ánimo, describiéndola como
triste, sin ganas de ir a trabajar, y con ataques de pánico”.
Además coincidieron en señalar al ingeniero como una persona
maltratadora, que no solo hostigó a la esa trabajadora.
Especialmente soberbio cuando se dirija a las mujeres.
La pericia
reveló que la trabajadora nunca había realizado tratamiento en
salud mental alguno. Fueron “las experiencias interpersonales de
maltrato sostenidas en el tiempo han ocasionado un repliegue vincular
y emocional como método defensivo ante posibles nuevas situaciones
de maltrato”. Tenía estrés permanente, dolor en el estómago,
fuertes contracturas, falta de apetito, irritabilidad y mucha
angustia.
Recién un año
después de sufrir las patologías relatadas pudo informar y
denunciar ante Invap la situación de maltrato que vivía en su lugar
de trabajo. Luego realizó la denuncia ante la ART, pero le
respondieron que su patología no era una “enfermedad profesional”.
El fallo tuvo
en cuenta los testimonios y las pericias: “de estos informes se
pueden observar los difíciles momentos atravesados por la
trabajadora”. A modo de ejemplo, se destacó que una de las
profesionales intervinientes, señaló en su pericia que su cuadro
“evolucionó gravemente para la salud mental, específicamente a
partir del retorno a la presencialidad en el trabajo”. A tal
extremo llegó su situación que fue necesaria su internación
psiquiátrica en el hospital local.
La sentencia,
entonces, tuvo por acreditada que “la enfermedad profesional y la
incapacidad” tuvo su origen laboral dado que se ha probado en autos
el maltrato recibido y el ambiente hostil en que debió desempeñarse”
y ordenó la indemnización.
26 noviembre 2024
Judiciales