La concejal del Partido Socialista Mariana Arregui realizó hoy una dura reflexión al cumplirse 50 días de la desaparición de la adolescente Daiana Ginaro, de la que no se tiene ni el más mínimo dato. En su análisis criticó el rol de la Justicia, de los funcionarios públicos e incluso el de la prensa. Volvió a clamar por la aparición de la joven y expresó su acompañamiento a su familia y a las familias de otras mujeres que siguen desaparecidas como Silvia Vázquez Colque y Zulema Walter. Durante la sesión pudo verse que todos los concejales, salvo el presidente del cuerpo, tenían pegados letreros con el rostro de la adolescente. La edil radical Genoveva Molinari también hizo referencia al caso.
A continuación reproducimos el texto íntegro del análisis efectuado por la dirigente socialista quien además es integrante de la organización feminista Mujeres Organizadas de la Comarca.
"Cincuenta días sin Daiana Ginaro. Cincuenta o sin-cuenta. Fiscales, medios de comunicación, instituciones estatales… han perdido la cuenta. Se perdió la cuenta en el momento que las líneas de investigación focalizaron en Daiana, responsabilizando a la adolescente de 15 años de su desaparición; se perdió la cuenta cuando tardaron semanas en cerrar los egresos y accesos de nuestra ciudad; se perdió la cuenta cuando solicitaron un perfil psicológico intentando instalar en la comunidad que hay una probabilidad de que Daiana sea propensa al suicidio.
Se pierde… se pierde la cuenta en los discursos de los medios de (des)información, cuyas notas replican sin mayor análisis crítico aquellos decires absurdos, inapropiados y cobardes de los y las funcionarios/as “intervinientes” en la desaparición de Daiana.
Más allá de la complicidad de nuestras instituciones (sobre todo del sistema judicial) para perpetuar, profundizar y sostener este sistema desigual que nos mata y desaparece, más allá (y más acá) estamos nosotras.
Nosotras no perdemos la cuenta. Contamos a todas y cada una de aquellas que nos faltan: Silvia Vásquez Colque, Zulema Walter, Daiana Ginaro. Las contamos, las nombramos, las buscamos, LAS GRITAMOS… las gritamos desde nuestras entrañas aunque la afonía del sistema a veces parezca imponerse.
Duele el cuerpo al ver la comodidad de los/as funcionarios/as públicos.
Esa comodidad que nos debe interpelar como comunidad. Comodidad desde sus despachos, escribiendo con liviandad sobre nuestro presente y futuro, sobre el futuro de una adolescente que es nuestra. Nuestra en el sentido de alojamiento, sentido de cuidados, protección, responsabilidad colectiva. Nuestras pibas… las que nos faltan, las que no están es sus casas y escuelas.
Dos facetas que taladran hasta los huesos, esas que corrompen por la quietud: o intervienen culpabilizando, o no intervienen.
No hay derecho a la afonía, no lo tienen. No tienen derecho a la especulación ni a la inacción. No hay tiempo para quedar en los márgenes… porque el tiempo que la fiscal se toma para especular, es tiempo de Daiana: se lo están robando. Esta fiscal nos tiene acostumbradas a sus robos. Nos roba la dignidad cada vez que culpabiliza a una de nuestras desaparecidas. Jamás del lado de las oprimidas pero sin embargo, al servicio del opresor: “Se fue con un hombre”, “Intentamos ver si es propensa al suicidio”, “Las desapariciones de adolescentes es más común de lo que parece… es una creencia popular que no pueden mantenerse ocultos tanto tiempo”, “Que sea un mal marido no quiere decir que sea un mal padre”.
Cincuenta días sin Daiana. Cincuenta días de caminar las calles pegando su rostro, reuniéndonos con distintas personas, apoyando más cerca o más lejos la desesperación de una familia que la busca incesantemente.
Cincuenta días robados. Habemos algunas que desde nuestras casas y sin cobrar tan suculento sueldo por ello, nos acostamos tardísimo intercambiando y pensando, panfleteando y difundiendo su búsqueda. Nos despertamos con su cara y nos acostamos con su cara. Pasamos las horas pensando en Daiana.
Imaginamos que si para nosotras resulta intolerable la angustia, su familia debe sentirse desahuciada.
No roben más tiempo, que no es de ustedes. No les pertenece. Dediquen sus horas de trabajo a mejorar la calidad de vida de las mujeres, aboguen por resguardarnos. Encuentren a Daiana: ENCUÉNTRENLA.
Pero cuidado… no la busquen porque “podría ser su hija, o su hermana, o sobrina”, encuéntrenla porque es nuestra. Porque es su responsabilidad. Porque para eso COBRAN. Mientras no la encuentren… nosotras llevaremos la cuenta. Y ustedes saben… las cuentas se agrandan y la deuda puede ser muy pesada".

19 diciembre 2025
Viedma