El Tribunal
de Juicio de Roca, por unanimidad, declaró culpable a un ex entrenador de
básquet por los abusos sexuales que sufrió una de sus alumnas a los 13 años. El
veredicto le atribuyó los delitos de “abuso sexual por aprovechamiento de la
inexperiencia sexual de la víctima, agravado por haber sido cometido por
encargado de la educación y por resultar un grave daño en la salud mental de la
víctima”. En la próxima etapa del juicio se realizará la cesura, para
determinar el monto de la pena de prisión efectiva que le corresponderá
cumplir.
Los jueces
tuvieron por acreditados al menos tres episodios de abuso sexual que ocurrieron
en el verano de 2015 en dos inmuebles pertenecientes al imputado, quien por
entonces tenía 25 años.
Pese a la
dificultad probatoria que normalmente presentan los hechos de este tipo, por
las circunstancias en las que se cometen, en el caso los jueces destacaron la
coherencia y el nivel de detalle de la declaración de la víctima y su
apuntalamiento con indicios, testimonios e informes forenses.
En función
de las declaraciones recibidas en el juicio oral, el entrenador tenía ante el
conjunto de sus alumnas “una imagen de referente” que fue aprovechada para
cometer los abusos. Tanto a la víctima como a otras adolescentes del equipo, el
hombre les provocaba “admiración y temor reverencial”, concluyó el tribunal. “A
él no se le podía decir que no”, graficó uno de los testimonios.
Los jueces
analizaron especialmente las circunstancias en las que, tres años después, los
hechos fueron revelados. “El develamiento tardío es usual, las víctimas
declaran cuando pueden, si es que alguna vez pueden, a lo largo de sus vidas”,
dijeron. En ese punto, valoraron los motivos que en general suelen llevar al
silencio inicial de las víctimas, y sumaron las circunstancias especiales de
este caso, en el que los peritos acreditaron un proceso psicológico de
“negación interna” del hecho como “mecanismo de defensa” en la adolescente,
hasta que circunstancias ajenas a ella dejaron los abusos al descubierto.
El daño a la
salud mental de la víctima, como agravante del delito de abuso, resultó
evidente para el Tribunal tras las pericias e informes psicológicos y
psiquiátricos aportados al juicio. Ella “guardó un secreto venenoso. Logró
demorar los síntomas hasta el develamiento. Y a partir de allí entró en un
estado agudo de angustia y culpa por no haber contado antes”, dijeron los
jueces.
Negaron,
finalmente, que haya existido cualquier influencia sobre la adolescente o
animosidad de su parte para mentir en perjuicio de quien era su referente y
entrenador.
A lo largo
del veredicto los jueces destacaron la situación de “desigualdad” y “preeminencia”
del imputado sobre la víctima, no sólo por su género sino también por su edad y
por ser su entrenador. Existió, para los jueces, un aprovechamiento de esas
circunstancias para cometer los abusos sexuales. Eso afectó el “libre
desarrollo de la sexualidad de la persona como aspecto integral de su
personalidad”, agravando las consecuencias de los ultrajes.
Cabe
mencionar que la condena no se encuentra firme, puesto que la defensa tiene
diversas instancias posteriores de impugnación.
28 enero 2025
Judiciales