Damián Torres, abogado de la familia de Gabriel Mandagaray, el joven oficial de Policía que murió ahogado durante un curso de instrucción del Coer, en Bahía Creek, informó que la causa transita por dos ejes, que involucran, por un lado, la mecánica del muerte, el momento en que se produjo y las responsabilidades de quienes estaban a cargo de la prueba. En tanto, otro eje es el que apunta a las autorizaciones para que el curso se realice en el mar y las posibles irregularidades entre el personal superior que habilitó la instrucción.

Torres indicó que en en la última audiencia llevada a cabo días atrás, se cumplió con un pedido de medidas cautelares para evitar cualquier tipo de contacto de los instructores con los testigos de la causa. Además, informó que ya declararon todos los jóvenes que estaban en el curso.

“Se están viendo quiénes son los responsables, por lo que la cautelar es un medida de rigor para seguir investigando tranquilos para ver si se formulan cargos y, en tal caso, por qué delito”, dijo Torres.

Afirmó que junto a la Fiscalía se investiga “el momento en que Gabriel y otros dos policías ingresan al agua llevando dos troncos, con una marea que fue subiendo y en ese lugar se produce la muerte por asfixia por sumersión, ya que no hacían pie y Gabriel no sabía nadar”.

Relató que “uno de los instructores saca a dos de los jóvenes y Gabriel no aparece. Él había mencionado que no sabía nadar, lo dijo el día previo y y lo volvió a repetir ese mismo día de la prueba”.

También se investiga si influyeron en el deceso las caminatas de los días anteriores, los esfuerzos a los que se sometió a los participantes del curso, para determinar “si estamos ante un homicidio culposo o si estamos ante algo más”.

Por otro lado, se intenta dilucidar “por qué el curso se hizo allí, quiénes fueron los que tenían que controlar esa cuestión de que se hiciera ahí y no controlaron”.

Sostuvo que “en el momento del hecho estaban todos los cursantes, aproximadamente 15, los instructores y el jefe de servicios, ellos tres entran al agua. Uno de los instructores, Vitali Méndez, ingresa con estos tres al agua y los otros dos estaban con los demás cursantes”.

Torres agregó que lo ocurrido “le podía pasar a Gabriel o a cualquiera de los otros 7 chicos que habían dicho que no sabían nadar. Todos estaban haciendo el mismo curso”.

Concluyó que la investigación prevé un plazo de seis meses “pero con la Fiscalía la intención es avanzar lo más rápido posible”.