Con motivo de la ceremonia
de canonización de Artémides Zatti, el Papa Francisco y el Rector Mayor fueron
galardonados con un ícono del nuevo santo, escrito a mano por Lara Sacco,
iconógrafa profesional. El Papa Francisco lo recibió de manos del Rector Mayor,
Ángel Fernández Artime, en el ámbito de la audiencia concedida el sábado 8 de
octubre, mientras que el domingo 9 fue entregado al padre Ángel como regalo de
la Congregación Salesiana. Aquí, en detalle, están los múltiples significados
del icono.
El rostro de Zatti está
representado como el de un hombre joven, pero la santidad es una cualidad que
ha atravesado toda su vida. Vivió con plenitud cada etapa evolutiva: su niñez y
adolescencia en Italia, su juventud, madurez y vejez en Argentina. La madurez
en Cristo se alcanza en la enfermedad terminal que lo convierte, como él dice,
en "un limón exprimido". En esta escena final de su vida, como
donación total, se resume cada momento vivido en Jesús, con Jesús y por Jesús,
amado y encontrado en cada enfermo. La aureola dorada manifiesta la plenitud de
la vida en el Paraíso, donde experimenta la plenitud de la vida y sigue
intercediendo por todos.
El delantal blanco es el
hábito de su trabajo diario hecho de profesionalidad, competencia, compromiso,
pasión, abnegación hacia los enfermos. El cuidado no se dirige sólo al cuerpo
sino también al alma y toca al hombre en su totalidad.
El Evangelio de Jesús que
tiene en la mano es el camino, la verdad y la vida que Artémides creyó,
prometió vivir y cumplió al ser buen samaritano de tantos hermanos y hermanas
que encontró en su camino. La buena nueva se hizo carne a través de la
confianza ilimitada en la Providencia de Dios.
El Rosario fue la oración
sencilla, profunda y filial hacia María que ella experimentó como Madre
Auxiliadora. Le permitió confiarse en los momentos difíciles, regocijarse en
las maravillas obradas por el Señor en la vida de las personas, contemplar la
pasión de Jesús y acogerla en los sufrimientos de sus hijos, regocijarse en la
fuerza de la Resurrección que recorre y guía la historia hacia el día de Cristo
el Señor.
La bicicleta es el medio que
utilizaba para trasladarse de la comunidad al hospital, para visitar a los
enfermos en sus casas y ayudarlos. Al mismo tiempo es el signo de la
preocupación que tenía de ir rápidamente a donde había necesidad de expresar
pasión por las almas. A la derecha de la imagen aparece el lema elegido por Don
Bosco para la Sociedad Salesiana: Pasión por las almas a través de la renuncia
a todo, comenzando por uno mismo.
Sobre el lema, de lejos,
aparecen un médico y dos monjas: colaboradores en el sector de la salud, una
verdadera comunidad educativa. El bien nunca se hace solo, es siempre eclesial,
sinodal, comunitario, se realiza juntos. Consagrado y laico son los estados de
vida del cristiano que, junto con el sacerdocio ministerial, forman el hermoso
mosaico de la Iglesia.
El hospital de San José al
fondo es el lugar donde los salesianos encarnaron el rostro acogedor de la
Iglesia, un hospital de campaña en el verdadero sentido de la palabra, hasta el
punto de hacerse móvil y trasladarse a otro lugar. Fue verdaderamente el campo
en el que Zatti sembró alegría, curó enfermedades del cuerpo y del espíritu,
expresó el servicio de la caridad hacia los más necesitados.
Finalmente, a la izquierda
hay un joven con una venda evidente: los jóvenes son la cuna de la misión
salesiana, la enfermedad es el ámbito específico en el que Zatti expresa su ser
salesiano coadjutor, una persona consagrada por los jóvenes, sobre todo los más
pobres.
26 noviembre 2024
Viedma