La catedral Nuestra Señora
de la Merced, el principal templo católico de Viedma, cumplió años ayer lunes.
Está instalada en el mismo sitio donde estuvo el primitivo templo, construido
entre 1878 y 1880, que se destruyó debido a un voraz incendio ante la profusión
de las velas colocadas para iluminar el altar en la Semana Santa de 1884. La
segunda construcción, de mayores dimensiones se levantó entre 1884 y 1885. Es
la catedral de la diócesis de Viedma.
El gobernador Eugenio Tello,
junto con el monseñor Juan Cagliero y el padre Bernardo Vacchina, impulsaron la
construcción de una nueva iglesia que ya tenían en mente antes de la
inundación. Solicitaron a la Municipalidad la escritura de los terrenos, que
fueron otorgados el 29 de diciembre de 1900. Los planos fueron realizados por
el padre Juan Aceto, con la posterior intervención del padre Vespignani,
arquitecto experto en construcciones religiosas. El constructor fue el hermano
Antonio Patriarca junto con 20 presos de la cárcel que el gobernador cedía por
un jornal mínimo.
La comisión local,
autoridades y el propio cardenal Cagliero gestionaron los fondos necesarios que
fueron obtenidos mediante partidas nacionales, donaciones, colectas o rifas.
Actualmente, la catedral
guarda los restos del cardenal Cagliero y de los monseñores Nicolás Esandi y
José Borgatti (primero y segundo obispo).
El estilo inicialmente fue
neorrománico aunque después sufrió varias modificaciones. Las variantes
introducidas en los planos responden al atrio de ingreso, a los dos campanarios
de la fachada y a un espacio mayor que se ha dado a las naves laterales.
El atrio sobresaliendo de la
línea de frente con sus cuatro columnas con trabazón y tímpano superpuesto, es
una idea sugerida por la comisión constructora.
Los dos campanarios están
unidos entre sí por una gran arcada que se extiende sobre el atrio señalando
con el vuelo de su cornisa la bóveda de la nave central, la cual quedará
iluminada por un amplio ventanal abierto en el fondo que encierra en su centro
la misma arcada.
Por encima de ella, a manera
de remate, corre horizontalmente un corazón adornado de balaustrada. Este
frontispicio se eleva del suelo hasta 20 metros, sin contar la cruz, mientras
que los campanarios que rematan la cúspide octogonal se elevan otros 19 metros.
Las cuatro columnas de
granito pulido que están en el interior, traídas de Italia, fueron donadas por
el monseñor Cagliero. Del transatlántico que las condujo a Buenos Aires fueron
trasladadas al Vapor "Pomona”. Una vez en el muelle de Carmen de
Patagones, fueron transportadas en lanchones a Viedma, y desde la rivera del
río al templo sobre rodillos y tirados por yuntas de bueyes y caballos en
varias etapas. Las puertas exteriores de entrada son de nogal, talladas a mano
por los alumnos del taller de artes y oficios de los salesianos.
En la parte superior del
ábside se observa la bandera italiana y una cruz hechas con ladrillos de
distintos colores por Patriarca. Las torres fueron terminadas en 1979 con
motivo del bicentenario de la fundación de Viedma.

28 diciembre 2025
Viedma