Gustavo Morón, secretario general de la Asociación del Personal Legislativo (APEL), suspendido recientemente, lanzó fuertes críticas contra los 12 integrantes de la Comisión Directiva del sindicato. En un comunicado, Morón denunció lo que considera un "golpe institucional" llevado a cabo sin pruebas ni consultas, poniendo en peligro la estabilidad de la organización sindical.

Según el dirigente, las decisiones de la Comisión Directiva fueron tomadas "sin miramientos" y sin considerar el impacto en la estructura del sindicato. "Descabezan la Organización sin miramientos, sin consultar a los afiliados, sin pensar en los daños y perjuicios ocasionados a la Organización", expresó Morón en su estado de Whatsapp. 

El gremialista también refutó las acusaciones en su contra, calificándolas de infundadas y motivadas por intereses personales dentro del sindicato. "Ahora soy violento, machista, etc., etc. En los años que llevo como orgulloso Empleado Legislativo afiliado APEL desde el primer día, nunca tuve una sola denuncia de todo lo que hoy soy acusado por los 12 integrantes de la Comisión Directiva", señaló.

El dirigente, que enfrenta un plazo de cinco días para presentar su descargo, subrayó que defenderá su honor y su nombre en cualquier instancia que sea necesario. Al mismo tiempo, instó a los afiliados a mantenerse atentos ante lo que considera una tentativa de asumir el control del sindicato por parte de personas que no cuentan con el respaldo del voto.

"En el lugar que me pongan los golpistas, defenderé mi buen nombre y honor", sentenció Morón, quien expresó su preocupación por el futuro de APEL y el posible impacto de este conflicto en la organización. "Las personas pasan, las organizaciones quedan, hay que cuidarlas, engrandecerlas", concluyó.

Por otro lado, desde la Comisión Directiva, se mantiene la postura de que la suspensión de Morón se fundamenta en conductas inadecuadas que fueron escalando, generando preocupación dentro del gremio. Sin embargo, el dirigente sostiene que estas acciones son parte de un intento de algunos miembros de la Comisión por imponer su voluntad, sin respetar los principios democráticos del sindicato.