La expresión "persona con discapacidad" se posiciona como la
adecuada en contextos institucionales, mediáticos y sociales, de acuerdo con
los lineamientos de la Convención Internacional sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad. La recomendación surge a partir del modelo social de
la discapacidad, que busca poner el foco en la persona y no en su condición,
promoviendo un uso respetuoso y preciso del lenguaje.
Diversas instituciones, entre ellas la Defensa Pública, impulsan un enfoque
comunicacional que respete la diversidad y evite expresiones que reduzcan a las
personas a una sola característica. Expresiones como “un ciego”, “un
discapacitado” o “un chico Down”, cuando se usan sin que la discapacidad sea
relevante en el contexto, refuerzan estigmas y quitan rasgos de individualidad.
En cambio, la forma correcta y recomendada es “persona con discapacidad”,
ubicando a la persona como sujeto central.
Desde la Defensa Pública se indica que esta manera de nombrar forma parte de
una mirada más amplia que reconoce, valora y naturaliza la diversidad. Este
enfoque incluye un acompañamiento integral que escucha las necesidades
particulares de cada persona, respeta su autonomía y promueve un trato justo,
articulando con familias, profesionales y organismos estatales.
La expresión “persona con discapacidad” responde a una construcción
colectiva impulsada por las propias personas con discapacidad en espacios de
debate internacional, y tiene sustento en instrumentos de derechos humanos. A
diferencia de esta formulación, el término “persona con capacidades diferentes”
es considerado un eufemismo sin respaldo académico, ni reconocimiento por parte
de organizaciones especializadas. Su origen se remonta a una campaña electoral
desarrollada en México.
Organizaciones como Asdra –Asociación de Síndrome de Down de la República
Argentina– remarcan que la manera en que se nombra a las personas tiene un
impacto directo en la promoción de sus derechos. En su sitio oficial, la
entidad enfatiza que el lenguaje configura representaciones sociales y, por lo
tanto, puede contribuir a garantizar o restringir el acceso igualitario a la
vida en comunidad.
En este sentido, la forma de comunicar constituye una herramienta central
para la construcción de sociedades más inclusivas. Por ello, desde distintos
sectores se continúa trabajando para que el trato y la representación de las
personas con discapacidad en los medios, redes y ámbitos públicos responda a
criterios de respeto, precisión y equidad.
16 mayo 2025
Río Negro