Advierten sobre la crisis en la producción de soda Solvay en San Antonio Oeste

Nemirovsci y Palomequez alertan sobre el impacto de las importaciones en la planta de Alpat y el empleo regional

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La continuidad de la planta de Álcalis de la Patagonia (Alpat) en San Antonio Oeste enfrenta una situación crítica debido al impacto de las importaciones y a la falta de políticas proteccionistas, afectando la estabilidad económica y laboral de la región. La empresa, única productora de carbonato de sodio en el área cercana de América, constituye uno de los cuatro pilares de desarrollo de la ciudad junto al puerto, la pesca y el turismo.

En un análisis realizado por Osvaldo Mario Nemirovsci, Diputado Nacional MC por el Partido Justicialista (PJ) de Río Negro, y Daniel Palomequez, dirigente del PJ de San Antonio Oeste, se advierte que el retroceso de sectores como el puerto y la pesca, junto a un turismo que apenas sostiene cierta rentabilidad, deja a Alpat como el principal sostén económico de la localidad.

Según el planteo, Alpat cuenta con una capacidad de producción instalada de hasta 200.000 toneladas anuales en su planta de Punta Delgado y abastece a industrias esenciales como la del jabón en polvo, el vidrio y ciertos tipos de papel. Sin embargo, la creciente importación de carbonato de sodio desde Turquía y China, a precios considerados subsidiados, ha reducido la competitividad de la producción nacional, generando preocupación por el futuro de cerca de 500 empleos directos.

El análisis también destaca que el carbonato de sodio tiene un rol estratégico en la producción de litio, mineral del cual Argentina posee las segundas reservas más grandes del mundo. Se advierte que casi la mitad de los costos de producción del litio corresponde a reactivos como la soda Solvay, lo que vuelve fundamental preservar la producción local para fortalecer la participación nacional en la cadena de valor de este recurso.

En este contexto, se señala que Alpat trabaja en diversificar su mercado, orientándose hacia el sector lítico para compensar las pérdidas derivadas de las importaciones. Sin embargo, las dificultades para competir en condiciones de igualdad y la falta de medidas proteccionistas ponen en riesgo esa estrategia.

Ante la situación, el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas (SPIQyP) adoptó medidas de fuerza en defensa de los puestos de trabajo. Mientras tanto, los propietarios de Alpat, entre ellos Cristóbal López, intentan reorientar la actividad hacia nuevos mercados.

Finalmente, Nemirovsci y Palomequez sostienen que brindar mejores tarifas de energía eléctrica y gas para Alpat podría contribuir a revertir la crisis. También advierten que más allá de los debates ideológicos, proteger a la industria local resulta clave para preservar el empleo y potenciar el desarrollo económico de la región atlántica rionegrina.

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