Pasadas las 17 horas estaba todo listo para darle continuidad al debate oral y público que se lleva a cabo en la Justicia Federal. La audiencia contó con la presencia de estudiantes de abogacía de la Universidad de Río Negro y familiares de uno de los imputados.
El primero en sentarse ante el estrado judicial fue Rodolfo Lima de 59 años, quien actualmente vive en Rincón de los Sauces Neuquén. Comentó que durante los varios días que su hermano estuvo secuestrado y desaparecido ayudo a su cuñada y sobrinos.
Señaló al Comisario Codina como que estaba a cargo del operativo en el que en teoría un grupo de militares colocaron bombas y habrían obligado a un vecino a salir como testigo.
“Cuando volvió le dieron 24 horas para irse de Sierra, sino lo limpiaban”, contó el hermano de Carlos Lima quien dijo que los acompañó hasta la Terminal un día después de su liberación cuando tuvieron que retornar a San Rafael, Mendoza.
“Estaba estropeado, golpeado orinaba sangre. Me contó que lo golpeaban día por medio, lo tiraban al piso, lo sacaban vendado de noche y sentía el olor a agua de mar”, relató Rodolfo Lima sobre la experiencia de su hermano.
Sobre el momento preciso de la detención dijo que se dirigía a la casa de su hermano y vio todo el movimiento de parte de militares y decidió regresar a su casa. “Tenía 24 años y sentí miedo de que me detengan a mí, tenía una beba”, argumentó Lima.
El Fiscal General Del Groso le preguntó sobre su mediación para averiguar la identidad de su hermano y contó que a la única persona que se dirigió era el Coronel Falcon porque creía que él estaba al mando de todo. -“Ya va a aparecer, está bien”- me decía y estaba bien, bien reventado a palos”, señaló Rodolfo.
Descartó que en la casa de su hermano haya habido explosivos, ya que dijo que “estaban custodiados en la empresa Hiparsa por Gendarmería y era imposible sacarlos de ahí adentro porque los gendarmes requisaban a los empleados antes de entrar a la empresa y al momento de retirarse.
“Vengo de una subversión y me tratan como un subversivo"
Otro de los testimonios de la jornada fue el de Miguel Saso, cuñado de Carlos Lima quien en el momento en que secuestraron a Lima estaba de licencia “bajo bandera”, según declaró ya que formaba parte del ejercito en esa época.
Saso, dijo que fue detenido por un Grupo Comando que lo interceptó cuando manejaba su auto en Sierra Grande y se disponía a visitar a su padre. “Me vendieron, me detuvo un grupo comando y me secuestraron el auto por el simple hecho de ser el cuñado de Lima, vengo de una subversión y me tratan como un subversivo”, manifestó ante los jueces.
Una vez que llegaron a la Comisaría de Sierra Grande, junto a dos detenidos más fueron puestos contra una pared apoyados con los dedos, en puntas de pie y recibieron golpes de itaca a la altura de los riñones. “Se reían, decían –“tenemos un miliquito, démosle al miliquito”- mientras me golpeaban a mí, a Alberto Lima (hermano menor de Carlos Lima) y un tal Osorio”, afirmó.
La detención de Saso no fue tan prolongada como la de Lima, ya que 24 horas después de ser detenido su propio padre gestionó su libertad ante el Coronel Falcon quien se presentó en persona en la unidad policial para que liberen a Saso.
Luego de la declaración del cuñado de Lima, se sentaron en el banquillo dos ex policías que fueron citados por la defensa de los imputados representada en Gabriela Labat y Alejandra Vidal. Los jueces continuarán con la audiencia mañana a partir de las 9 de la mañana.
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8 octubre 2024
Viedma