La contra editorial de Barbeito: otro error de campaña

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La columna de Miller:
El candidato a gobernador por la Concertación, César Barbeito, tiene una idea rara de lo que significa la libertad de expresión y el control republicano que la Constitución nacional reconoce al periodismo y a los medios de prensa.
Al igual que el actual gobernador, Miguel Saiz, aplica como estrategia de comunicación no contestar preguntas del "Río Negro" y elige, en cambio, difundir sus mensajes a través de periodistas que son, además, empleados gubernamentales o que dependen de la publicidad oficial.
Agravia a este diario acusándolo de inexistentes operaciones, buscando confundir a la ciudadanía y desacreditar las informaciones que se publican, sobre todo aquellas que lo vinculan con irregularidades administrativas, malversación de fondos públicos o violación de normas electorales.
A nadie asombra la similitud entre esa metodología y el trato que la presidenta y varios referentes del gobierno nacional dispensan al diario "Clarín", pese a las notorias diferencias entre ambos: "Río Negro" es uno de los pocos diarios del interior que se mantiene en manos de la familia que lo fundó; no es un multimedio; no tiene intereses económicos en otras áreas ni ha resignado su independencia respecto de los gobiernos.
En realidad, la estrategia de Saiz y de sus seguidores tiene como objetivo esconder su principal debilidad, que no está en ningún entorno sino en su propia cocina: la orfandad intelectual del candidato a gobernador, César Barbeito.
Acostumbrada a gobernar y a difíciles lidias electorales, la dirigencia de la Concertación es consciente de la pobreza intelectual de quien encabeza la fórmula. Y sabe que esa falencia no sólo representaría una dificultad si Barbeito llegara a gobernador, sino que se muestra ya como una limitación para las actividades preelectorales.
Desde el comienzo de su gestión como ministro de Educación, Barbeito se mostró reacio al contacto mano a mano con los medios de prensa.
En general, sus visitas oficiales a ciudades se conocían una vez que se había retirado, cuando la delegación de Prensa gubernamental anunciaba en un comunicado el detalle de la actividad realizada.
Durante la campaña para las internas del 13 de marzo de este año la estrategia fue igual. Un importante equipo de prensa fue puesto a disposición del candidato y la práctica siguió siendo informar cuando las caminatas y reuniones habían terminado.
Desde que recorre la provincia como postulante a la gobernación nada cambió.
Días atrás visitó a directivos de la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio de Roca. Para sorpresa de los empresarios, de dos utilitarios descendió una cohorte de unas quince personas: cinco de ellos eran dirigentes y el resto, camarógrafos, operadores de audio y cronistas que registraron lo que el candidato decía.
Salvo a Canal 10 y otro noticiero de tevé –que fueron invitados pero no formularon ninguna pregunta–, a los medios llegó más tarde un comunicado y una foto proporcionados por los prenseros contratados por la Concertación para la campaña.
Barbeito –como su mentor, Saiz– evita situaciones conflictivas, pero al hacerlo elude también toda argumentación referida a para qué quiere gobernar Río Negro.
Cuando se siente agredido –que sucede casi ante cualquier pregunta–, adopta una actitud defensiva y responde con agresiones.
De esta manera resulta imposible ir más allá de su discurso oficial. No se lo puede consultar por temas que estén fuera de su agenda ni se le puede repreguntar a sus dichos.
No hay comunicación. Sólo un mensaje unilateral.
Recientemente el candidato hizo pública su decisión de no contestar al "Río Negro".
En cuanto al contenido de sus discursos públicos, más allá de algunas incongruencias semánticas, sólo es posible oír recuentos de obras del gobierno actual y un inventario de banalidades sobre el futuro. Ni siquiera procura desplegar el lenguaje tecnocrático o político habitual en actos de campaña.
Más allá de su mayor o menor habilidad expresiva, Barbeito no exhibe –si es que tiene– una formación intelectual general y una específica en materia constitucional y política que permitan imaginarlo como persona apta para adoptar decisiones que involucren al Estado y a los ciudadanos de una provincia.
Obtuvo el título de maestro de grado al egresar del Instituto de Formación Docente Continua de El Bolsón. Ejerció unos meses a principios de los 90 en la escuela 140 de aquella ciudad. Desde entonces se dedicó a la política, ocupando los cargos de concejal, intendente –lo abandonó antes de cumplir el mandato– y legislador provincial.
Cierto es que la Constitución de Río Negro no establece como requisito para ser elegido gobernador o vice ningún título o capacitación determinada.
Pero la democracia –que implica la posibilidad de elegir y ser elegido– no convierte en irrelevantes los recursos intelectuales, técnicos, ideológicos y éticos de quien aspire a gobernar una provincia. Más aún en un sistema que asigna al Ejecutivo la mayoría de las responsabilidades y relega a la Legislatura al rol de validador de ciertas acciones y de caja de resonancia de debates pocas veces capaces de modificar rumbos trazados por aquél.
Si la experiencia, en ocasiones, puede más que la formación académica, la desplegada por Barbeito en estos años es, en varios aspectos, decepcionante.
En relación con Educación se concretaron las operaciones más controversiales del gobierno de Miguel Saiz, varias de las cuales son investigadas por la Justicia:
• Si bien desde Familia se contrató la comida de Flavors para los comedores escolares, Barbeito nunca hizo reclamos sobre su calidad alimentaria o conveniencia económica.
• La reparación de escuelas fue confiada por Obras Públicas a un grupo de empresas, en su mayoría de amigos del gobierno, y de ello surgieron denuncias de contrataciones amañadas, sobreprecios, trabajos mal hechos, obras pagadas pero no realizadas o expedientes tramitados a posteriori.
• Sí fue Barbeito quien participó de la decisión de recontratar a los porteros –que habían conformado antes una Sociedad del Estado–. Desde entonces, este sector no paró de crecer en número e influencia y sumó acusaciones de realizar trabajos políticos para el ahora candidato.
Si el oficialismo rionegrino pretende conservar el gobierno en una provincia que le ha permitido gestionarla durante 28 años, debió haber sido más cuidadoso en definir una propuesta capaz de satisfacer las necesidades de la ciudadanía. Salvo que suponga que el electorado rionegrino está integrado por personas acríticas, dominadas por el conformismo o incapaces de discriminar entre quienes conocen cómo conducir un Estado en beneficio de todos y quienes no muestran aptitud para hacerlo.
Salvar esa omisión no le será dado culpando a terceros ni simulando enojo.

ALICIA MILLER
amiller@rionegro.com.ar
La contra editorial (de Barbeito)

Una vez más la pluma de Alicia Miller se pone al servicio de la campaña del Frente para la Victoria. Y una vez más lo hace desde la descalificación y subestimación del candidato radical. Lo hizo oportunamente con Miguel Saiz y ahora lo vuelve a ensayar con César Barbeito.
No es difícil seguir la hoja de ruta de su lógica: son los enemigos del proyecto del Frente, son las caras visibles de otra probable derrota. “Apunten y disparen contra los malhechores radicales que han usurpado el gobierno y han burlado la voluntad popular desde hace 28 años” parece ser la consigna. Y Alicia cumple, como contra Cristina, contra Yappert, contra Laría. Letras como balas.
No importa que en marzo el radicalismo haya movilizado a casi 70.000 personas  en una elección interna para definir la fórmula de Gobernador y Vice. Debe haber sido un espejismo o un invento de los malhechores radicales. Obviamente, esto en contrapartida con el amañado método elegido por el intendente de General Roca para cerrar sus acuerdos con Alberto Weretilneck y  Ana Ida Piccinini, encerrados en la Asociación Española de General Roca. Allí donde realiza sus Congresos sumarios Carlos Soria con custodia policial y con el personal municipal cerrando las calles; tapando las voces disidentes con verdaderas emboscadas donde las piedras y las corridas reemplazan a las ideas y los debates.
No importa la legitimidad de la elección de marzo. Nada de esto se refleja en el diario de Rajneri o debemos hablar del diario de Italo Pisani, Horacio López y Alicia Miller?. O habrá que hablar de la Banda de los cuatro como teoriza un accionista familiar que denuncia los turbios manejos intraempresariales?
Tenemos claro lo que es la obligación republicana, conocemos lo que la Constitución Nacional establece y además somos una muestra andante de lo que significa la práctica de la tolerancia y el respeto a la disidencia; no hay una sola demanda por calumnias o injurias. No hay un solo periodista que se sienta amenazado por decir u opinar acerca de nuestros funcionarios o representantes. En cambio cualquier acto de disidencia protagonizado por periodistas disidentes con Soria corre serio riesgo de ser estigmatizado como “prensa paga por el oficialismo”, de nada de eso da cuenta “Río Negro”. Los denuestos, agravios o amenazas no son un invento de los malhechores radicales. Hay testimonios de Fabian Balazj, Rodolfo Ponce de León, Leonardo Ballester o Humberto Gatas de la agencia ADN.
Las extensas y encendidas columnas de Miller hablan de moral, de ética republicana, de libertad de expresión, valores todos compartibles; enjundiosas y acaloradas editoriales en contra del gobierno, extensas notas de investigación, prolíficos informes acerca de cómo se entrega la tierra al capital chino o cómo se hace un terraplén para contener el agua del Río Negro; también combaten la corrupción del Estado y por supuesto denuncian, juzgan y condenan en el mismo acto. Se sienten que son los dueños de la  opinión pública en Río Negro. Pues bien, actúen y procedan de ese modo. Esa es la construcción de sentido que a diario lleva a cabo vuestro matutino.
Mal que les pese hay otra provincia fuera de “bubalcolandia”. Una que respira otro clima, ni tan idealista ni tan maloliente. Es el clima de una provincia que superó dificultades enormes durante el proyecto cavallista al que adhirió el diario en la década del ’90; existe un sector público –al que denuestan permanentemente- que siente que ha recuperado una parte de lo que le habían usurpado. Hay regiones enteras que han superado el temor a la inviabilidad, argumento antaño esgrimido por el diario. Hoy sienten que tienen un Estado atrás que concurre de manera subsidiaria y solidaria.
Existe un proyecto de transformación educativa que se complementa con las transformaciones de la infraestructura básica en marcha; pueden negar la información pero será como tapar el sol con las manos.
Existe una importante iniciativa para el desarrollo agroalimentario, fundada en la decisión del Estado Nacional y del gobierno de Río Negro de abrir mercados en China, próximo líder económico mundial. Nada de esto difunde el Río Negro salvo las bravuconadas de Carlos Soria su ahijado político. Hablar de cuento chino es cuanto menos una muestra de vulgaridad e ignorancia. Un pequeño extracto de lo que es el candidato del FpV.
No está mal que nuestro candidato decida no hablar más con quienes sólo  persiguen perjudicarlo hasta hundirlo. Es una estrategia que consiste en desnudar el juego del enemigo: porque eso somos para ustedes los radicales, no?
Hay un ustedes y un nosotros, les dejamos al diario y a Soria el beneficio de ser los buenos de esta película, nos reservamos el protagónico que nos adjudican desde hace décadas.
Como siempre el veredicto saldrá de las urnas, eso nos tranquiliza. Sabemos, porque andamos y conocemos nuestra provincia, que ninguna sociedad se suicida. No seremos nosotros quienes proveeremos las balas a nuestros victimarios. No es una estrategia equivocada, simplemente es allanarle el camino cargado de hipocresías a nuestros conciudadanos. No hay neutralidad informativa ni valorativa, ya fuimos condenados por  Alicia Miller y el diario Río Negro. Nuestro tribunal de alzada serán los rionegrinos que voten el 25 de septiembre.
Comité de campaña – César Barbeito

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