Falleció Liliana Andaloro: se fue una ‘política de raza’

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Si bien fue una militante justicialista desde su juventud, dedicó casi toda su vida a su profesión médica.

Irrumpió fuertemente en el escenario político a partir de su llegada al Concejo Deliberante, donde –desde el bloque de la oposición- hizo sentir su voz y jamás pasó desapercibida.

El arribo del Frente para la Victoria al gobierno provincial le posibilitó estar por muy poco tiempo en un destacado lugar del ministerio de Salud, pero justamente eso (su salud) no le permitió ejercer por demasiado tiempo.

Una vez más el mal que aqueja a muchos de nuestros seres queridos en esta época se lleva a una persona. El ‘puto’ cáncer (disculpen la expresión) parece no perdonar. La ciencia y la prevención le han dado una nueva oportunidad a muchos pacientes, pero no a otros.

Sólo resta agradecerle a Liliana Andoloro habernos dejado conocer a una verdadera política de raza… ya no hay muchas como ella.

Su llegada al Concejo

Liliana llegó al Deliberante viedmense en marzo de 2008. Reemplazaba a Nilda Nervi, que debió dejar el cargo por problemas personales.

No tenía una tarea fácil. Compartía bloque con Luis Nievas y enfrentaba una fuerte mayoría oficialista. Sin embargo, se las ingenió para que hacerse escuchar.

Trabajó arduamente en varios temas, especialmente los que hacían a la salud. Luchó incansablemente para lograr el normal funcionamiento de la planta de líquidos cloacales, accionó para tratar de solucionar el colapso del sistema en los barrios, pidió más seguridad y viviendas, señaló errores de la gestión y más.

Su franca verborragia se hizo famosa en la ciudad. No se calló nada, nunca. Se enfrentó a uno de los oficialismos más consolidados de la historia de Viedma y no le tembló la voz. Todo esto, mientras luchaba contra el cáncer.

"La ciudad se viene abajo, está muy paralizada. Falta conducción política. Hay desorden en muchas áreas. Hay enfrentamientos. Falta alguien que conduzca", decía.

En 2011 la gente aprobó, con el voto, su gestión en el Concejo y le permitió repetir el mandato. Ahora con un bloque más grande y casi en igualdad de condiciones con el oficialismo.

"El bloque va a acompañar todo lo que sea política de Estado para mejorar la calidad de vida de los viedmenses", prometía al acceder, por segunda vez, a su banca en el Parlamento local.

Su llegada al gabinete W

Su gestión como concejal quedó en suspenso en noviembre de 2011. Fue convocada por Alberto Weretilneck para que ocupe el cargo de secretaria de Salud en el Ministerio que encabeza Norberto Delfino.

Aceptó, aunque no fue una decisión fácil. Pidió licencia en el Deliberante y se lanzó de llenó a una tarea para la que se había preparado toda la vida.

En su asunción hizo emocionar a todos, con un discurso espontáneo, divertido y conmovedor. Fuera de protocolo. Como era ella.

"Cuando entré por primera vez a una unidad básica tenía 16 años. Usaba minifaldas, tenía pelo largo, bailaba el twist, miraba el Club del Clan, cantaba las canciones de Palito Ortega, me gustaban los Beatles y Serrat. Era un año fuerte para el mundo", recordaba.

"En mi casa se hablaba de peronismo y había dos opciones. Se era peronista o nada. Ahí me encontré con jóvenes con mis mismos sueños y utopías", agregaba.

Recordó su militancia universitaria en La Plata, la dictadura de Lanusse y la muerte de Perón. "Ya militábamos fuerte y había que emprender la retirada de las grandes ciudades. En el lugar que mejor nos recibieron fue en la casa de la provincia de Río Negro". Así llegó a la zona.

"Cuando volvió la democracia nos volvimos locos. Acompañé en una lista a todos, hasta al diablo. Me encantaba ir en la listas", recordaba.

"Los radicales siempre nos ganaban y a veces nos daban unas palizas. Una sola vez estuvimos ahí nomás, pero siempre nos mataban. Llorábamos dos días y después volvíamos a trabajar. Esa era la pasión de la política", decía para resumir décadas y décadas de militancia.

"Dejé de ser doctora para ser concejal"

Al rememorar su llegada al Deliberante, Liliana señalaba que "hacía 40 años que militaba y nunca había tenido un cargo rentado" y agregaba: "Deje de ser la doctora Andaloro para ser la concejal Andaloro".

"Tuve que acostumbrarme a que me putearan por las cloacas o el estacionamiento. Cuando uno sale del Concejo no es igual, es mejor persona. Deja de preocuparse por uno y pasa a preocuparse por los demás", subrayaba.
 

 

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