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Más allá de la basura acumulada en varios sectores de la capital provincial (generalmente en inmediaciones de los contenedores que no son recogidos cuando se completan), hay sitios que –por diversos factores- son verdaderos focos de infección.
Uno de ellos es la maleza en tierras particulares y fiscales, muchas de ellas a pocos metros de centros poblados, que están repletos de roedores y todo tipo de alimaña.
Pero últimamente hay otra gran preocupación, particularmente luego de la aparición de casos de dengue en distintas zonas del país: el agua estancada en la vía pública.
Estos indeseados “espejos de líquido” se forman por baches existentes en las rotas calles (sean o no pavimentadas) o por reparaciones de cañerías, que realizan empresas de servicios, que luego jamás son tapadas como corresponde. Esa acumulación de tierra hace que el agua en estado de descomposición se junte en las calles, al lado de los cordones cuneta.
Un ejemplo muy claro (y preocupante) es lo que ocurre en la calle Guatemala, a la altura de la escuela primaria y el jardín de infantes del barrio Ceferino. En ese lugar ARSA arregló varias veces un caño de agua ubicado bajo el asfalto. Sin embargo, la municipalidad –o quien corresponda- nunca acude a reparar la calle, por lo que vuelve a romperse. La tierra extraída forma una especie de dique, que contiene el agua en muy mal estado, la que seguramente es un ambiente ideal para el nacimiento y propagación de enfermedades.
1 mayo 2024
Viedma