El artículo detalla que se creó el Loto y sus variantes, las raspaditas, la quiniela poceada y… como frutilla del postre en 1995 se les dio a las provincias autonomía en lo relativo a los juegos de azar. A partir de entonces, no existen los controles a nivel nacional y el juego creció proporcionalmente con la pobreza de los apostadores.
Mucho se dijo contra las políticas de aquella década de degradación nacional que, además de destruir gran parte de la industria nacional y pulverizar cientos de miles de puestos de trabajo, privatizó todos los servicios públicos -con la excusa de ser deficitarios- para pasar a subsidiar, con mucho más dinero que antes, a las empresas dueñas de las concesiones. Empresas que siguen concentrando riquezas a costa de la extensión de la pobreza. O sea que se dijo mucho y se hizo poco para revertir aquellas políticas tan negativas para nuestro pueblo.
Fue una década en la que nos acostumbramos al “roban pero hacen”, o sea nos acostumbramos a convivir con la corrupción y lamentablemente también con el crecimiento de la pobreza, la desocupación, el narcotráfico y el delito organizado.
En medio de esa realidad contra la cual nuestra sociedad tardó en reaccionar –recordemos que en 1995 Menem fue reelecto-, se multiplicaron las concesiones para abrir casinos privados en todas las provincias. O sea que su existencia fue una decisión política de la dirigencia que gobernó el país y las provincias entre 1989 y 1999. Decisión que abrió la puerta a grandes negocios de pocos empresarios que succionan el dinero de quienes trabajan y que -dado el escaso control-, son factibles de ser utilizados para blanquear dineros obtenidos de manera ilegal, incluida la corrupción estatal, como lo expresa el GAFI en su informe sobre "Las Vulnerabilidades del Sector de Casinos y Juegos de Azar" (2009).
En Río Negro, de 4 Casinos en Bariloche, Cipolletti, Las Grutas y El balneario el Cóndor, concesionados con la excusa del “turismo”, hoy tenemos “sucursales” en el mismo Bariloche y en ciudades del Alto Valle, Valle Medio y la Región Sur. En el caso particular de Viedma una “sucursal” en el casco de la ciudad que, al igual que las demás, es más grande que la “casa matriz” en El Cóndor.
En ningún caso se hicieron las supuestas inversiones para atraer turistas, tales como hoteles y demás servicios, o se hicieron en mucha menor escala y los puestos de trabajo prometidos nunca fueron de la magnitud prometida. Lo que sí se hizo es acercar la tentación a los sectores de menores recursos que dejan su salario en las máquinas tragamonedas. Esto está a la vista aunque no se difunden los contratos ni toda la información sobre cada caso.
Más allá de las sospechas existentes sobre el lavado de dinero, de los negociados y la falta de cumplimiento de contratos o de promesas de inversión –hechas para obtener décadas de concesión para “amortizar la inversión”- está demostrado que los Casinos son un fabuloso negocio que fabrica pobreza y enfermedad, porque la adicción al juego (ludopatía), al igual que otras adicciones, son una enfermedad social.
Basta leer la legislación generada y la enorme cantidad de artículos periodísticos de los últimos 25 años en nuestro país así como los estudios científicos y decisiones de agencias estatales en todo el mundo para darnos cuenta la gravedad del problema que enfrentamos. De hecho Río Negro ya lo reconoce como un problema desde el 2007, año en que se aprobó la ley 4108 que declara de interés social la prevención y tratamiento de la ludopatía.
Si los Casinos y la multiplicación del juego por dinero son producto de políticas socialmente nocivas de los años 90 que nunca se modificaron, si está comprobado que son un fabuloso negocio de pocas empresas nacionales y/o extranjeras, si hay fuertes sospechas de que son uno de los canales de lavado de dinero, si son una fuente más de pobreza y si son espacios que enferman a gran parte de nuestra población ¿no será hora de que nuestros gobiernos nacional, provinciales y municipales desarrollen políticas para erradicar este flagelo o al menos para acotar su capacidad de hacer daño?
Las excusas de la inversión y la creación de puestos de trabajo no son válidas porque nunca se concretan en realidad y la mano de obra para la construcción nunca es tan importante como la que prometen, el dinero que se llevan es dinero que empeora la calidad de vida del que lo pierde y que además no va al comercio local por lo que en realidad disminuyen puestos de trabajo. La excusa de ser un espacio de diversión no es real porque hay muchos otros espacios nocturnos que brindan exactamente lo mismo menos el juego de azar por dinero. La excusa de que alguna parte de la población apoye la existencia de casinos no es tampoco válida precisamente porque se trata de impulsar una vida saludable frente ofertas que llevan a la enfermedad. Sobre esto vale aclarar que no se conoce la profundidad del daño y del robo al bolsillo que estas fastuosas salas de juego significan para la población porque no hay campañas fuertes de difusión, como la que se hace contra el tabaquismo por ejemplo.
Son otras las inversiones que necesitamos. En el caso particular de Viedma hay muchas hectáreas irrigadas que deben dar mucho más trabajo y desarrollo industrial, hay ministerios que deben construir sus edificios para mejorar la prestación, dejar de alimentar la especulación inmobiliaria y dar trabajo a la construcción, hay que apoyar al comercio local para que emplee más gente, hay instituciones educativas de todos los niveles que deben asumir su responsabilidad ante la juventud brindando otros horizontes de realización, hay una enorme cantidad y calidad de espacios y productores culturales y deportivos que muestran caminos sanos y profundos para la mente y el cuerpo de nuestra población… Es hora de que quienes ejercen responsabilidades de gobierno desanden lo malo que se ha hecho y protejan nada más ni nada menos que el bolsillo, la salud y la calidad de vida de la población. La ley 4108 es un buen comienzo pero solo ataca las consecuencias. Erradicando los Casinos y salas similares atacamos una de sus principales causas y se sabe que es mejor prevenir que curar.
Juan José Tealdi
Secretario de Derechos Humanos
Mesa Ejecutiva Nacional
PARTIDO SOCIALISTA
Integrante de “Igualdad y Participación”
14 enero 2017
Cartas de Lectores