Periodista de Roca denuncio acoso por parte de efectivos policiales

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A continuación el texto de la denuncia:
“Hace un par de años recibí llamadas telefónicas, siempre justo cuando entraba a la radio y nada decían, sólo gruñían. Al poco tiempo, noté ruidos extraños en mi automóvil, iba por la ruta nacional 22. Reduje la velocidad y llegué a mi domicilio. Al otro día el mecánico observó que en una rueda delantera faltaban dos bulones y otros dos totalmente flojos, en otra trasera faltaba uno y también otros estaba sueltos. En los últimos meses, evito usar el teléfono, ya casi no los utilizo, por lo menos cuando tengo que hablar cosas que no quiero que me escuchen. Otros colegas periodistas no me llaman y menos oficiales y personal subalterno de la Policía que antes lo hacían con frecuencia, todos sabemos por qué: mis teléfonos están “pinchados”, por supuesto ilegalmente. Hace poco más de un mes, por temas familiares, salí por la madrugada, iba circulando por la calle Mitre, un vehículo se me “pegó” a pocos centímetros en la parte trasera de mi automóvil, así me llevó casi una cuadra. Cuando ya estaba por decidir hacer algo para salir de esa situación, se corrió y me superó, era un auto de la Brigada de Investigaciones, esos blancos y sin patentes que utilizan, con vidrios polarizados y de noche, no pude ver de quien se trataba. Hace unos pocos días, fui increpado por un suboficial, en el exterior de la subcomisaría de Stefenelli, sin motivo y sin causa. Le respondí del mismo modo. En los últimos días estoy notando movimientos extraños de vehículos en cercanías de nuestra radio y a horas inusuales, cuando generalmente no hay tránsito y menos autos estacionados. El lunes, descaradamente me estuvieron filmando. Fui al estudio de un colaborador a una reunión de trabajo, seguramente me siguieron, y vimos como frenó un auto bien blanco, con vidrios polarizados, bajó la ventanilla y una mujer con una cámara estuvo unos cuantos minutos filmando en nuestra dirección, nos pareció una situación extraña, ridícula, porque estábamos viendo lo que hacían y ellos nos veían perfectamente. Esto sucedió en una calle casi sin tránsito y de tierra. Desde hace bastante tiempo, hablamos de temas que seguramente no son del agrado de quienes se movieron durante muchos años con demasiada comodidad, para disponer de una institución como la policial como si fuese una propiedad particular o una estancia propia y disponer de bienes y personas a sus antojos y pareceres. Sin duda alguna, todos los hechos mencionados tienen la misión de acallar, de amedrentar, de tratar de mantener una situación seguramente beneficiosa para algunos, no se si muchos o pocos, y que la esperanza que todos teníamos, y me incluyo, era la de una vez por todas, que el Gobierno que asumió, pudiera trabajar positivamente en sacar la mugre debajo de la alfombra, algo que todavía no vemos pero si padecemos”.

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