DOMINGO DE RAMOS: Jesús comienza su camino y nosotros queremos acompañarlo. "Cortaban ramas de árboles y alfombraban la calle. Y la gente gritaba. ¡HOSANNA (sálvanos)! ¡Bendito es el que viene en nombre del Señor. HOSANNA EN EL CIELO! Mateo 21,8-9. Jesús por amor se encamina hacia la muerte. Nosotros ponemos en El nuestros ojos, lo aclamamos, afirmamos que su camino es el único camino que da vida y felicidad. El camino de Dios. El camino de amar siempre. Lo revivimos con la procesión. Los ramos bendecidos serán luego, en nuestros hogares, un signo de la protección de Cristo y un recuerdo de nuestra promesa de seguirlo hasta la cruz.
JUEVES SANTO: Jesús nos deja los signos de su amor. Su presencia salvadora. Dijo Jesús a sus discípulos: "Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros como yo los he amado" Juan 13,34. Jesús lava los pies de sus amigos, signo de su entrega de servicio a todos, e invitación para que nosotros hagamos también lo mismo
VIERNES SANTO: Jesús muere en la cruz para darnos vida." Desde el medio día hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. Jesús gritó: Dios mío, Dios mío ¿porqué me has abandonado? Luego dio otro grito fuerte exhaló el espíritu" Mateo 27 45 a 50. Jesús muere en la cruz. Y nosotros lo contemplamos con toda nuestra fe, con todo nuestro agradecimiento. Porqué su muerte trae vida para todos los hombres
SÁBADO SANTO. Jesús está en el sepulcro. Y nosotros, la Iglesia, velamos en la esperanza. “José, tomando el cuerpo de Jesús lo puso en un sepulcro nuevo, rodó una piedra grande a la entrada y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas en frente del sepulcro." Mateo 27, 59-61. En silencia ante el sepulcro de Jesús, vivimos intensamente su amor, mientras velamos en la esperanza. El grano de trigo enterrado en la tierra, dará mucho fruto.
DOMINGO DE PASCUA: ¡Jesús vive y es luz y vida para todo hombre! “El ángel habló a las mujeres: Ustedes no teman. Ya se que buscan a Jesús, el crucificado. No está allí. Ha resucitado" Mateo 28,5-6. Jesús resucitó y nosotros resucitaremos con EL. Este es el anuncio que resume todo el Evangelio y es el corazón de nuestra fe. Si Jesús no hubiera resucitado no valdría la pena creer, ni vivir. Porqué por más bueno que Jesús haya sido, por más sabia que sea su doctrina, al fin del todo, el mal y la muerte lo habrían vencido para siempre. Pero Jesús ha resucitado. ¡VIVE!. Vale la pena vivir, sufrir y morir, para vivir y triunfar con EL.
Juan Carlos ROSSO juan.rosso1@speedy.com.ar
14 enero 2017
Cartas de Lectores