En un comunicado señalaron:
Imaginemos un escenario político en el que el Partido Obrero se subordinara a la estrategia política de Rodríguez Saa o de Duhalde. O que el MST y el PTS decidieran que su futuro político está circunscripto a la suerte de la Coalición Cívica de Carrió o al PS de Binner. Difícil de imaginar?
Por extraño que parezca en la UnTER, eso que en política partidaria sería impensable, ocurre sin que a sus protagonistas les dé, al menos cierto miedo escénico.
Los que fueron parte de quienes bancaron en Chichinales hoy parece que se olvidaron de los que allí los traicionaron.
Quienes tildaban de burócratas sindicales a Nervi y Cia, hoy están dispuestos a pagar un costo político altísimo, para estrechar una alianza que traiciona todo lo que dijeron, repitieron y gritaron durante años.
¿Qué coherencia política, sindical o de cualquier otro tipo puede explicar la extraña pero real alianza que hoy une a Floriani, Nervi, Echepareborda y Solaro con Pérez Pertino y Amalia Quintillán, Patricia Monavalle y Carlos Albarracin
Sería más fácil en el plano político conceptual explicar la unión de Pino Solanas con Carrió en la Capital Federal. Provenientes de dos tradiciones políticas e ideológicas excluyentes y contradictorias una de la otra, esta alianza tiene por única virtud (repito única virtud) el aumentar el caudal electoral de ambos. Está claro que ambas fuerzas dejaron las ideas propias en la puerta de la sala de reuniones donde se forjó dicha unión, la cual hubiese sido sencillamente imposible en caso de que una sola propuesta (que no consista en denunciar a otros) irrumpiera en la mesa como irreductible. Pero al menos la extraña unión, por incongruente y contradictoria que sea obedece a un cálculo electoral beneficioso para ambas partes. Ambos sectores son parte de UNEN, ambos se benefician.
La misma lógica aplicada al caso de UnTER falla estrepitosamente. La ventaja de la alianza tiene un solo destinatario y el costo político-ideológico es inversamente contrario en la dirección. Salvo que asumamos que por ejemplo Amalia Quintillán haya decidido volverse una ferviente seguidora de las “enseñanzas clasistas” de Floriani o que Perez Pertino sea un ferviente admirador de los notables “logros salariales” para los trabajadores, de Nervi al frente de UnTER algo aquí no cierra.
Sin embargo el riesgo de la desaparición político-sindical de la escena político-sindical provincial es real para el Frente, sin que quede claro cuál es el beneficio político de dejar hasta la última bandera, hasta la última idea, y sobre todo hasta la última gota de dignidad política en la puerta de la sala de negociaciones.
Salvo que uno esté dispuesto a asumir que en realidad sus banderas son un engaña pichanga, sus ideas algo que puede cambiar en los próximos 15 minutos, si la coyuntura política así lo requiere y sobre todo que no tienen la menor dignidad. Tal vez han definido que no sirve para nada , ser cabeza de ratón pudiendo ser el extremo último de la cola del león.
Si es así, está bien que desaparezcan de una buena vez, bajo la sombra de otros que saben de sobra lo que es traicionar su camino en función de los intereses personales de algunos y cambiar de careta según el lugar y el papel que les toca en suerte.
Al menos se acabó el verso del clasismo y sobre todo ese falso purismo “obrero” que hasta ayer los alejaba de lo que durante años calificaron como burocracia sindical.
Descartando que realmente crean que Floreani y Nervi son la garantía de la “unidad en la lucha” o el “freno contra el ajuste”, se han convertido conscientemente en el furgón de cola de la comparsa azul-arancibia, lugar que hasta ayer en la historia de UnTER solo tenía reservado y con lugar preferencial al sector representado por Manuel Hermida.
Carina Pita Jorge Molina Juan Carlos Carreño
27 noviembre 2024
Gremiales