Vi, estupefacto y con lágrimas, dos documentos fílmicos horrorosos que jamás pensé que existían.
El primero; bajados de un tren en un campo de concentración, una madre judía es separado de su hijo, un niño de aproximadamente tres años , el cual pretende acercársele y extiende su manito para asirse a ella , y "Santo Cielo", un despiadado y salvaje soldado alemán mata al pequeño, con la sangre mas fría que el peor asesino pueda hacer.
En otra de las partes, una testigo, sobreviviente judía, declaró en francés, sobre una de las grandes atrocidades cometidas por estos genocidas; ese relato me hizo retrotaer decenas de años atrás, cuando trabajada, como Médico, en el Hospital Rebagliatti de Lima.
Era el año 1985 y, teníamos una paciente de mas de 80 años, judía francesa , con quien charlaba , para no olvidar mi francés.
Un día, soy llamado por la Enfermera, ya que la paciente cursaba un severo estado febril, hablaba cosas incoherentes y se puso a llorar desconsoladamente, diciendo, varias veces y tapándose los oídos "¡¡¡No!!!.... por favor…. les cris des petites moutons ( los gritos de los corderitos)...¡¡¡No!!! ¡¡¡Nooo!!!! les gamin (los niños)...... no los metan al horno, ¡¡¡¡¡por favor!!!!!!....¡¡¡¡¡Ya no puedo escuchar mas sus gritos!!!!".
Jamás pude imaginar el porque de esas palabras. Hicimos, con la Enfermera, todo lo que estaba a nuestro alcance para consolarla y luego de un largo rato, lo conseguimos.
Al día siguiente , fui a verla y estaba mas serena, y entablamos nuestra charla en francés , recordando, risueñamente, de sus simpáticos encuentros con su pareja de baile-que no era mas que solo eso- en un "Salón a dancer”, cercano a la Place de la Bastille .
Cerciorado de que estaba calma, le pregunté a que se refería con " les cris des petits moutons et les gamin". Mi pregunta la sorprendió , y me responde que “ella no había hablado eso”; y, yo reafirmé que si. Bajo la cabeza, luego, dirigiéndome una mirada dura y, a la vez, suplicante, me dijo: "Cher Doctor, por favor, no quiero hablar de ello, ……. es una pesadilla de la cual no puedo desprenderme. Yo estuve en un campo de concentración; fue aquello lo mas terrible que me pasó en la vida”, e irrumpió en llanto, nuevamente, desgarradoramente........., la abrasé hasta que se calmó. Nunca mas tocamos el tema.
Al poco tiempo, murió, ya que padecía de una enfermedad incurable.
La testigo del Juicio de Nüremberg confesó, que, en uno de los campos de concentración, traían en los trenes a las familias y ella, con otras mujeres, eran obligadas a separar los padres de sus hijos, pasando a los niños a los vagones anteriores, separandoles por un espacio de dos barracas, de los vagones donde quedaban los padres. Dichos vagones eran los primeros en ser ¨"desocupados", ya que eran los primeros que iban, de inmediato, a la cámara de gases. Una de esas noches, fueron despertados por los gritos desgarradores de los niños, a quienes, porque se se les acabó el gas mortal , los tiraban vivos a los hornos ......................¡¡¡¡¡¡ Por favor, Dios mio!!!!!! , ¿cómo, puede convertirse el ser humano, en el animal mas salvaje y despiadado, que mente alguna pueda imaginarse?.
Retrocedí treinta y nueve años atrás y vino a mi mente lo que decía Arlette y comprendí su tremendo desconsuelo, ya que creo haber encontrado la explicación, a lo que ella se quiso referir, e imagino lo terrible que fue soportar semejante pesadilla, por tantos años y hasta tan avanzada edad.
Después de ver cualquier testimonio de los que hicieron los criminales nazis con el pueblo judío; ¿cómo puede existir alguien, con un mínimo de sentimiento humano, que aun defienda o, sea indiferente, ante lo que cometieron estos seres despreciables?.
Oscar Lozano
14 enero 2017
Cartas de Lectores