Ahora cuida y atiende a su mamá de 90 años, que ya no se vale por sí misma. No tuvo la suerte de encontrar un buen compañero con quien compartir la vida. No tuvo hijos. Por todas estas obligaciones que generosamente asumió, desde hace años no puede disfrutar ni atender -como quisiera- EL UNICO bien propio que logró forjar con su trabajo: la soñada casita en La Boca, que como se observa en las fotos del facebook Fanaticos del Balnario El Condor, quedó destruida totalmente por un incendio PROVOCADO POR DESCONOCIDOS, junto con el esfuerzo que Olga puso para levantarla. Cuando pasan estas cosas poco importa cómo "califica" el Código Penal semejante acción (daño?, incendio?), ni tampoco qué pena le cabría a los responsables (si los encuentran!!!) , lo angustiante y sin remedio, es que se trata de un delito gravísimo en sus consecuencias para la víctima y CONSUMADO. La principal labor del estado frente a los delitos, es justamente tratar de EVITAR que se cometan o -al menos- que se consumen. Y en este país en la casi totalidad de ocasiones, se trabaja o actúa SOBRE EL HECHO CONSUMADO, cuando ya una cosa se perdió o destruyó, o los peores casos, cuando ya una vida se perdió. En esta ocasión lo que cabe preguntarse es dónde estaban los en cargados de PREVENIR los delitos en la Boca y dónde estaban los que tienen que -frente al inicio de un incendio- deben actuar de inmediato en pos de reducir al mínimo los daños (léase: BOMBEROS). Máxime cuando el hecho ocurrió en pleno verano (época en que se supone hay más personal que en el resto del año), la casa está a unos 70/80 mts de la Unidad policial del balneario, y puede verse claramente desde la calle de ingreso a "La Boca".
PATRICIA FALCA
14 enero 2017
Cartas de Lectores