Este nuevo proyecto neoliberal en nuestro país no sólo concentra riquezas en los sectores del privilegio (una consecuencia lógica), sino que también presenta conductas autoritarias con matices de xenofobia social. Se reinstala el viejo apotegma conservador del “país para unos pocos, el país para la gente de bien”.
En ese proyecto excluyente, los sectores populares serían objetos de la caridad más básica, apartándolos de la posibilidad de ser sujetos de derechos que les permitan desarrollarse, ascender socialmente y tener cierta capacidad de emancipación.
Decía hace mucho tiempo el gran pensador nacional y popular Arturo Jauretche «Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor». La realidad Argentina demostró innumerables veces la certeza de este pensamiento y los retrocesos actuales fortalecen su vigencia.
Por una cuestión de respeto a la decisión de una mínima mayoría (que expresó su apoyo a Macri en el ballotage) el camino de resistencia a un proyecto de país que excluye a las mayorías debe ser pacífico y con responsabilidad social y humana. Por eso, en ese marco, son fundamentales las redes de contención institucional, como el Congreso o el Poder Judicial y, sobre todo, los mecanismos ciudadanos que expresan y exigen la construcción de un país para todos.
La hora demanda compromiso con el otro, preocupación por los que sufren y responsabilidad para resistir políticamente los embates de un proyecto neoliberal que es intrínsecamente excluyente y antipopular.
Matías Chironi es integrante de la Mesa de Conducción de Nuevo Encuentro Río Negro
14 enero 2017
Cartas de Lectores