Forraje hidropónico, una alternativa viedmense a la sequía

El proyecto es impulsado por Juan Andrés Balogh

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Una empresa de la ciudad de Viedma, Forraje Tecnol, diseñó módulos para la creación de forraje verde hidropónico. El desarrollo produce biomasa vegetal sin utilizar suelo ni fertilizantes, a partir de la germinación de semillas de cereales como cebada, trigo, maíz, avena y sorgo. Esta masa forrajera tiene un alto valor nutritivo y se puede consumir al 100 por ciento, ya que tiene una buena digestibilidad para los animales.

El desarrollo de esta tecnología fue posible gracias uno de las líneas de financiamiento que ofrece el Ministerio de Producción y Agroindustria de Río Negro, a través del Programa de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías en Materias Primas y Agroalimentos (ProPAV).

Desde el emprendimiento se asegura que el desarrollo es ideal para pequeños productores pecuarios, ya que baja los costos de alimentación, sobre todo en aquellas producciones que utilicen el concentrado como insumo fundamental. “Es recomendable sobre todo para alimentar animales propios, por eso lo que comercializamos nosotros es el módulo completo, con la tecnología correspondiente y el asesoramiento para producción. No se recomienda que se utilice para vender forraje, ya que el valor nutricional se aprovecha cuando los animales lo comen fresco, recién sacado de las bandejas” explicó Juan Balogh, líder del proyecto.

En cuanto a valor proteico, la cantidad de forraje que produce el módulo por día abastece un aproximado de 60 vacas o 300 ovejas, que son 144 bandejas. “En este momento producimos 12 bandejas diarias, las otras están en ciclo de crecimiento. A la dieta del animal tenemos que sumar grano y fibra para complementar y aumentar el volumen. A modo de ejemplo, un kilo de granos de avena produce 10 kilos de forraje en 10 días”.

Las ventajas del sistema incluyen además de una alta sanidad y calidad nutricional, la capacidad de producir muy rápidamente, en cualquier época del año, condición climática o lugar geográfico, es decir que los cambios climáticos no afectan su producción.

“Este proyecto nació a partir de investigar sobre circuitos pecuarios que sean favorables en un escenario en donde el cambio climático propone nuevos desafíos sobre todo para la producción agropecuaria”, reflexionó Balogh.

El módulo, en este marco, disminuye el impacto ambiental y gasto económico de traslados de fardo, así como también la utilización de agua para el riego.

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