En un informe sobre la actividad del volcán chileno y su impacto para la Argentina, los científicos afirman que la erupción iniciada "es comparable con los registros geológicos de erupciones acaecidas" en los últimos 10.000 años.
Una situación similar a la de Villa La Angostura "se da en la zona de Ingeniero Jacobacci y área rural circundante, donde el espesor de ceniza caída y la continuidad con el transcurso de los días la torna en la mayor erupción histórica que afectó la zona".
El estudio determinó que el "material tamaño ceniza y polvo volcánico es de composición ácida, compuesta por más de un 70% de sílice".
Si bien la ceniza volcánica no es tóxica en su composición, contiene atrapados en forma de microburbujas gases con flúor, azufre y cloro que, aún en pequeñas concentraciones, al entrar en contacto con el agua, reaccionan formando ácido clorhídrico, sulfhídrico y fluorhídrico.
"Esta es la razón por lo que hay que preservar las fuentes de agua potable del contacto con las cenizas", advirtieron.
Además, por su composición rica en sílice, su carácter vítreo y su morfología con puntas agudas, la ceniza puede afectar el sistema respiratorio, los ojos y la piel.
Los investigadores concluyeron que ya que "todas las actividades humanas han sido afectadas, desde la vida cotidiana hasta los recursos económicos", es extremadamente importante establecer una red de contactos y un sistema de información básica para lograr emitir una alerta temprana que permita retirar del área personas o animales que puedan ser seriamente afectados.
Una vez declarada la emergencia, es necesario que se concurra con todos los medios económicos y de infraestructura posible, sostenidos en el tiempo, recomendaron.
Los científicos aconsejan la instalación de al menos un sismógrafo en la zona de San Martín de los Andes, por la presencia de sismos durante todo el período eruptivo y volcanes activos y potencialmente activos en el área.
"Dadas las condiciones actuales de limitados conocimientos y escasos medios tecnológicos de obtención de datos, frente a este tipo de erupciones que superan la media histórica, solo es posible realizar un pronóstico basado en datos geológicos de erupciones de los últimos 10.000 años y erupciones históricas", plantearon.
Bermúdez y Delpino pronosticaron "la posibilidad de que este ciclo eruptivo dure un período relativamente largo de tiempo", que implique varios meses.
22 noviembre 2024
Río Negro