“No sabemos si estamos en el barrio Lavalle o en el paraíso”

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En diálogo con LA PALABRA, Gustavo comentó que desde hace días “no se escuchan tiros, ni se ve a los chicos en las esquinas haciendo cosas malas, pateando puertas y parando taxis”.

“Parece otro barrio” resumió el vecino, quien junto a su esposa y sus dos hijos padece diariamente el temor de vivir en medio de un clima de violencia cotidiana.

Según Gustavo, esta situación de tranquilidad se vive “desde hace cuatro o cinco días” y agrega: “Se ve más movimiento de policías y no hay tantos menores dando vueltas”.

Gustavo tiene una hija adolescente, que cursa los estudios secundarios y otro hijo que concurre a la escuela primaria del barrio. Varias veces pensó en mudarse, pero consideraba que era “injusto” dejar la casa que tanto esfuerzo le había costado construir.

“Los conflictos a veces eran en la esquina de casa. Lo único que quedaba era encerrarnos en la casa y rezar para que no pase nada”, comentó.

Sin dudarlo, Gustavo consideró que las detenciones registradas en los últimos días han generado este nuevo clima de tranquilidad. “Los han sacado de la calle y ya no se ven movimientos raros, es más, se ve más movimiento policial”, aseguró.

“Yo no estaba acostumbrado a esto. Me costó adaptarme a los tiros y los ruidos porque venía de un barrio más tranquilo. Este es un barrio muy lindo. Hay mucha gente trabajadora y unida. El único drama es el de estos chicos que tienen tantos problemas”, señaló.

“Me despertaban las frenadas de los autos, las sirenas, los tiros, las pedradas. Estos días no se ha escuchado nada”, agregó el vecino.

“Una noche me desperté y le pregunté a mi mujer si estábamos en el barrio Lavalle o en el paraíso. No podíamos creer despertarnos en una madrugada tranquila y sin ruidos molestos”, finalizó.
 
 

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