Transcurridas las Primarias, la realidad se ocupó de romper todos los pronósticos. Un sondeo, al que tuvo acceso un reducido grupo del oficialismo, daba una leve diferencia a favor del Frente para la Victoria. No estaban en la cabeza de nadie los 20 puntos que obtuvo María Emilia Soria, por sobre la boleta de Cambiemos, y mucho menos que Juntos Somos se ubicara en el tercer escalón del podio.
La única certeza en la contundencia que arrojaron los guarismos, es que son múltiples las causas de la caída de la fuerza provincial. JSRN, en su debut electoral, había asestado el golpe más fuerte de la vuelta de la democracia hasta hoy, que pretendió erigirse como defensor de los intereses rionegrinos. Se le fugaron 2 de cada 3 votos obtenidos en 2015, esto explica lo impactante de la caída. Tan Impensado como categórico.
Por estas horas, la coalición gobernante sigue aturdida. En público argumentan que la derrota es producto de la “nacionalización”. Aquellos que pretendieron sortear la grieta se hundieron en ella. En privado lo que abunda son los “pases de factura”. Nadie quiere herir susceptibilidades, pero Fabián Gatti no fue buen candidato. Fundamentalmente por la expectativa que generó el Gobierno en torno a la sorpresa de quién sería el que encabece la fórmula. Su cara fue elocuente al reconocer la capitulación.
Lo nacional insidió. En escuelas se escuchó a votantes preguntar por “la boleta de Cristina” o por la “lista de Vidal”. La misma contienda se vivió en todo el país. En las vecinas provincias de Chubut y Neuquén el “Dasnevismo” y el MPN se ubicaron en un expectante segundo orden. El magro 18 por ciento obtenido por JSRN obliga a una mayor revisión.
La gestión colaboro con el derrumbe. Para la sociedad rionegrina evidentemente no alcanza con el voluntarismo que expresa el Gobernador, que en su derrotero cotidiano, sigue haciéndole gala al lema “en cada lugar siempre”. Aparte de presencia, el humor social reclama soluciones. La falta de compromiso y la escasez de recursos económicos en los distintos organismos conformaron un combo complejo. Un ejemplo: ¿sabrá Weretilneck la cantidad de miembros de su equipo que viajaron durante las vacaciones de invierno, a menos de un mes de las PASO? Gran paradoja con la metáfora de la camiseta puesta de la defensa de los rionegrinos.
Juntos Somos es un partido de gerentes. Todas sus autoridades son legisladores o funcionarios. Participar de un acto o fiscalizar un escrutinio es visto como un extra del trabajo. Les genera el mismo fastidio que ir a un anuncio al Salón Gris de la Casa de Gobierno en turno vespertino. Como la política la hace el líder no hay espacios de discusión. Más allá de dos o tres muletillas, internamente nadie sabe qué idea expresa el combinado que nuclea a frepasistas, peronistas, radicales y liberales, entre otra vertientes. Para una sana convivencia se obviaron los debates, esto forjó un equipo sin mística.
Los intendentes propios no traccionaron. Juntos llegó a la elección gobernando 3 de las 6 principales ciudades. La ola arrastró a Gustavo Gennuso en Bariloche al cuarto escalón, con 12 puntos porcentuales. En Villa Regina y Allen, gobernados por Daniel Fioretti y Sabina Costa, la boleta verde se ubicó en tercer lugar. Catriel, Cinco Saltos, Rio Colorado y El Bolsón, a esta altura, ofrendaron una digna segunda colocación. Los desvaríos de los jefes comunales entraron en la ponderación.
Por estas horas, Weretilneck analiza en soledad un golpe de timón. A 60 días de las generales, sabe que Cambiemos desembarcará con la ilusión de incorporar un nuevo diputado de estas tierras en el Congreso. Los votos de Odarda son tan seductores como antinucleares. Las fugas del FPV ya se dieron, el que no saltó en las Primarias no lo hará en Octubre. No tiene relevos para el alicaído gabinete. Tiene la convicción del necesario cambio de rumbo. Es consciente del brusco llamado de atención que le propinó la población.
En el Frente para Victoria todo es felicidad. Luego de encadenar traspiés en el 2015, con esta conquista, nació un liderazgo. Es cierto que un tanto particular por el modo de relacionarse con la fuerza que conduce. Martín Soria impuso la estrategia, los candidatos, el discurso confrontativo, que amalgamó la imagen del Gobernador con Macri. Desterró la política dialoguista e instauro el enfrentamiento permanente. Sus déficits no desaparecieron, se comunica con los intendentes a cuenta gotas. No regala elogios ni dispendia agradecimientos. Pero el aplastante plebiscito lo proyectó.
Soria supo coquetear con Massa para sacarlo del juego, paso seguido, sentó a su lado a los minoritarios partidos kirchneristas, para conformar un FPV que, una semana después Cristina Kirchner enterró para gestar Unidad Ciudadana. Con esto evitó la dispersión. Su hermana estuvo a la altura de las circunstancias. En Ramón Chiocconi encontró un partenaire que no restó ni molestó a los aliados. El médico rescatista con su imagen aporto al triunfo en Bariloche.
En Cambiemos también reina la alegría. Aspiraban a obtener 15 puntos con Lorena Matzen, que realizó la campaña casi en soledad. Se ubicaron segundos, con casi 20 % de los sufragios. Eso explica el estado anímico, no había ningún presagio de superar a JSRN. Camino a octubre los recursos del Estado nacional estarán a disposición.
Los intendentes del radicalismo que ignoraron las chances de la joven correligionaria ya pusieron a “recalcular” el GPS, nadie quiere quedarse afuera del carro ganador. Las promesas de obra pública nacional corregirán las desviaciones. Un caso testigo es Maquinchao, donde previo a las municipales de septiembre, el presidente del Concejo Deliberante, a cargo de la intendencia, recibirá un Aporte del Tesoro Nacional (ATN) por 3 millones de pesos.
Al ARI de Odarda no le fue bien, con su 12, 68 % se ubicó en un lejano cuarto lugar. La senadora se mostró esperanzada pero una buena parte de sus adhesiones se las disputaran las fuerzas que cosecharon más sufragios. La debacle de Juntos Somos ocultó malas actuaciones. El domingo, los oficialismos nacional y provincial, unidos obtuvieron 37, 53 por ciento de los votos, claramente se los interpeló. Más allá de estrategias electorales llegó el momento de revisar las políticas públicas. En Río Negro perdieron
Macri, Weretilneck, Gennuso, Tortoriello, Foulkes, Fioretti y Costa, entre otros. El pueblo transmitió un duro mensaje, no encontró motivos para querer votar a sus gobernantes.

23 diciembre 2025
Río Negro