Este 24 de marzo de 2022 se cumplen 46 años del Golpe de Estado Cívico- Eclesiástico-Militar en el que se aplicó un plan coordinado y sistemático de exterminio y represión, que sometió a miles de personas al secuestro, la tortura, la muerte y la desaparición".
También miles poblaron las cárceles sin causa o con procesos ilegales y muchos más encontraron en el exilio la única forma de sobrevivir. Cientos de niños fueron arrancados de los brazos de sus madres en cautiverio al nacer y privados de su identidad.
El Terrorismo de Estado impuesto en 1976 en nuestro país no se trató de excesos ni de actos individuales, fue un plan criminal diseñado con anterioridad al 24 de marzo y ejecutado bajo los principios de la doctrina de la Seguridad Nacional.
La mayoría de las víctimas pertenecían a una generación de jóvenes con un enorme compromiso con la Patria y el pueblo, con la independencia nacional y la justicia social, que luchaban con esperanza y hasta la entrega de sus vidas por esos ideales.
Pero más allá de estos miles y miles de víctimas puntuales, fue la sociedad la principal destinataria del mensaje del terror generalizado. Se buscaba una sociedad fraccionada, inmóvil, obediente, por eso trataron de quebrarla y vaciarla.
Sólo así podían imponer un proyecto político y económico que reemplazara al proceso de industrialización sustitutivo de importaciones por un nuevo modelo de valorización financiera y ajuste estructural con disminución del rol del Estado, endeudamiento externo con fuga de capitales y, sobre todo, con un disciplinamiento social que permitiera establecer un orden que el sistema democrático no les garantizaba.
Hoy ante el avance de los nostálgicos de este modelo excluyente, dependiente y de empobrecimiento que pretenden volver a gobernar nuestro país, debemos renovar en unidad el compromiso de construir una patria más inclusiva e igualitaria, reivindicando la lucha de los 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas en la dictadura más sangrienta que sufrió el pueblo argentino.
18 abril 2024
Opinion