Por Paolo Etchepareborda *
Desde la cultura de la ética política, es insostenible que se diga una cosa y se haga otra; en política esa acción es una mentira y por ende un acto más condenable que el de la demagogia, que es decir lo que uno va a hacer, pero de la forma en que se cree quiere escuchar el que recibe la información; por supuesto tanta demagogia se transforma también en algo de mentira.
Los liderazgos políticos se han construido de maneras tan diversas en el mundo como tan diversas son las culturas y costumbres de cada nación; en nuestro país los y las lideres de diversas extracciones políticas no siempre representaron los intereses de las mayorías nacionales, o para decirlo de otra manera no todos/as les lideres positivos llegaron a ocupar espacios para lograr las transformaciones necesarias en las estructuras políticas, culturales y económicas, que permitieran la reducción de la pobreza estructural, permitiendo una distribución de la riqueza más justa; pretendiendo así una sociedad mas igualitaria.
Desde la construcción del Estado Nación, el debate principal en estas tierras, pasaba por la integración o no de las clases subalternas con iguales derechos y oportunidades que la clase dirigente; la historia y las guerras independentistas fueron constituyendo formas de organización y de derechos políticos que dejaron afuera a gran parte de los habitantes de este país incipiente; años posteriores fueron otorgando derechos parciales, pero sin alterar derechos económicos de fondo; tal es así que los derechos políticos -primero el voto secreto y obligatorio, después el voto femenino- no alteraron nunca los privilegios de las clases dominantes en nuestro país; sin embargo tuvimos periodos de importantes avances y mejoras en condiciones laborales y nuevos derechos, donde parcialmente se distribuyo el excedente del crecimiento económico -como fueron los gobiernos de Yrigoyen, Perón y por supuesto gran parte de lo que fueron los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, en ninguno de estos períodos históricos se modificaron las bases económicas que sostienen y dan forma al poder real que es el poder económico; por miedo, convicción o intereses comunes, ninguno de estos gobiernos fue a fondo en ese punto. Convencido de que el resto de los períodos fueron ocupados ilegítimamente o democráticamente por representantes directos del poder económico nada podemos esperar de ellos.
Punto aparte podría hablar de lo que la corrupción significa por ser en muchos casos un elemento transversal de algunos gobiernos; pero convencido de que no es un factor que genere desigualdad ni la imposibilidad de generar menos pobreza en si mismo; la corrupción para mi afecta siempre que sea un elemento que dirija las decisiones de los gobiernos; si no es así claro que es igual de repudiable, pero no es un factor que genere pobreza.
Volviendo a la actualidad, podemos decir que el gobierno peronista del Frente de Todos, que se había constituido como una nueva esperanza para una parte mayoritaria del pueblo argentino, nuevamente y a poco de concluir esta demostrando que no es capaz de enfrentar a los sectores de poder y prefiere arrodillarse y de esta manera llegar al año que viene de la mejor manera. Como lo he dicho antes lamentablemente no existe hoy una fuerza política que este construyendo un espacio que le dispute el poder a la derecha -hoy por hoy son quienes están disputando el poder político con el Frente de Todos-, razón que nos impone dar un fuerte debate para que la izquierda y los sectores progresistas se constituyan en una alternativa real y fuerte para el electorado argentino y en particular el Rionegrino.
Tal es el retroceso del gobierno que no solo no es capaz de enfrentar al poder económico si no que le otorga concepciones que rozan lo ilegal; sin embargo la última decisión tomada en lo económico con la intención de conseguir dólares, es casi un acto de entrega simbólica que muches que acompañaron a este gobierno no se la van a perdonar; a mi entender la posibilidad de que los grande productores puedan guardar una parte de la producción sin liquidar esperando una posible devaluación, a cambio de que liquiden una parte pequeña de la misma, es nada mas ni nada menos que “legalizar la especulación” que tanto se a estado criticando durante todo este tiempo.
Lamentablemente no queda mucho tiempo para corregir un rumbo que parece errado hace rato, como tampoco parece haber señales en ese sentido; la crisis desatada en el gobierno no se resuelve con “superministros”. En lo particular y en lo colectivo seguimos esperando que este gobierno corrija su rumbo, porque de esa manera la gente estará mejor; pero lamentablemente no se esta corrigiendo con una mirada progresista, todo lo contrario, y eso preocupa y mucho.
* Secretario Gremial Comité Nacional Partido Socialista
22 marzo 2024
Elecciones