Informar sobre suicidio es
un cambio de paradigma. Acostumbrados a las recomendaciones que durante décadas
mantuvo la Organización Mundial de la Salud , el suicidio no formaba parte de la agenda
informativa. Siempre fue un tema tabú para el periodismo y su nula cobertura
mantenía un oscuro velo que daba lugar a especulaciones y suposiciones de todo
tipo, pero fundamentalmente atentó contra las estadísticas oficiales. Como los
medios no informaban los gobiernos no contabilizaban.
Acaso mirar una cobertura
sobre un suicidio con ojos de periodismo policial en vez de informar
abiertamente desde una mirada sanitaria y responsable, lejos de la dura crónica
morbosa, ha constituido un error de un periodismo que se pretendía responsable.
Pero hoy los hechos llaman a
que los medios hablemos del suicidio, porque debemos tener una responsabilidad
como actores sociales para frenar un mal que nos grita al oído.
El aspecto social involucra
a todas las instituciones de la comunidad, que deben acceder a información
confiable para fortalecer las acciones de prevención y promoción de la salud,
en especial para las poblaciones más afectadas y sensibles, como los
adolescentes y los adultos mayores.
Cuando se habla de suicidio,
una reflexión clave es entenderlo en toda su complejidad. Y, además, tener en
cuenta que el suicidio nunca es una elección, sino que debemos pensarlo como el
producto de una restricción en las aspiraciones vitales de las personas.
En septiembre del año
pasado, la Legislatura de Río Negro adhirió a la ley nacional nº 27130, que
declara de interés la atención biopsicosocial, la investigación científica y
epidemiológica, la capacitación profesional en la detección y atención de las
personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las familias de víctimas del
suicidio.
La iniciativa tiene varios
puntos y entre ellos se destaca uno que cita: “Promover campañas de
concientización sobre factores de riesgo y la sensibilización sobre los
factores de protección a través de los medios de comunicación masivos”.
Y en el punto siguiente
reza: “realizar las recomendaciones a los medios de comunicación masivos sobre
el abordaje responsable de las noticias vinculadas a suicidio y canales de
ayuda disponibles, en un todo de acuerdo con las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud”.
Los medios de comunicación
debemos ser algo más que la difusión de un número telefónico. Es tiempo que
seamos parte de la contribución a la solución. El suicidio o su intento ocurren
en nuestra comunidad de Viedma, Patagones y de Río Negro de manera creciente y
los medios y los gobiernos no podemos sostener ese velo como que no pasa cuando
en realidad nos desgarra por dentro.
La representación más
extendida sobre el suicidio está asociada a la imagen de un acto individual con
un propósito claro. Sin embargo, cada vez más, este evento de la vida humana es
considerado en toda su complejidad, teniendo un alcance colectivo, como
problema sanitario y social.
La persona que tiene ideas
suicidas está transitando una situación de ambivalencia en su vida, es decir,
desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si
se produjeran cambios significativos en ella.
Se cree que el que dice o
amenaza con quitarse la vida, no lo hace, sin embargo, la mayoría de las
personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida.
Toda persona antes de
cometer un intento de suicidio evidencia una serie de señales que de ser
detectada a tiempo puede ayudar a evitarlo. El suicidio no ocurre sólo por
impulso.
Según el Ministerio de Salud
de la Nación, hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no
incrementa la posibilidad de cometer suicidio. Dialogar sobre el tema reduce la
posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.
El suicidio es un hecho importante, no solo porque representa la muerte de un ser humano, sino porque es en sí mismo una oportunidad para reflexionar sobre la condición humana, el sentido de la vida, la relación con los vínculos y nuestra forma de actuar como individuos y como comunidad frente al que puede estar sufriendo una crisis emocional. Los hechos puntuales nunca son lo importante, los detalles de los hechos, mucho menos.
Es importante que ante cualquier inquietud los niños y adolescentes pueden llamar a la Línea 102, que es un canal telefónico de atención provincial dependiente de la SENAF. También hay una línea para todas las edades y para todo el país que ofrece la ONG CAS (Centro de Asistencia al Suicida), que es el número gratuito 0800-3451435.
18 abril 2024
Río Negro