Relativizan impacto del fenómeno de El Niño en la Región

El meteorólogo de la AIC, Fernando Frasetto, prefiere ser cauto ante la posibilidad de lluvias intensas. "Por el momento sigue la sequía, hay un déficit de precipitaciones importante", asegura.

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El meteorólogo de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, Fernando Frasetto relativizó el impacto que el fenómeno de El Niño podría tener en nuestra región, que fue anticipado por la FAO como causante de lluvias intensas en Argentina y sequías en Brasil.


“Cuando la FAO habla de eso, lo hace en referencia a la Pampa Húmeda, donde hay un sequía importante ahora y aumentaría la probabilidad de lluvias en la cuenca del Plata”, sostuvo.


Indicó que se necesita mucha cautela en los pronósticos a largo plazo porque “recordemos que el Súper Niño de 2015 falló. Tenemos lluvia y nieve para esta semana, está nevando fuerte en la Antártida. No son lluvias ecuatoriales normales de El Niño, tenemos un período ventoso en la zona de secano. El Niño más importante fue el de 2009 cuando hubo tormentas de tierra”.


“Si tenemos un Niño con calentamiento del Pacífico habría abundantes precipitaciones en agosto y septiembre en la Cordillera, donde hay un déficit de precipitaciones importante y podría haber períodos ventosos en primavera y verano. Si el Niño se mantiene, en las costas de Buenos Aires y Río Negro son probables las tormentas en el verano. Si se cumple, debería haber más lluvias en cordillera, en la zona de Cuyo, del Colorado lo que vendría muy bien para los ríos”, anticipó.


“El 2009 y el 2015 fueron los dos años Niño, que nunca son consecutivos, y el último Niño de 2015 falló. El Niño significa que las aguas adyacentes a Sudamérica entre Perú y centro de Chile se vuelven más cálidas porque llegan más cálidas del centro del Pacífico. Eso se está desarrollando y podría seguir en los próximos meses. Por ahora está entrando aire polar de la Antártida. Necesitamos lluvias para recargar las cuencas. Cuando hay aguas más cálidas hay mayor evaporación, los frentes fríos se potencian se intensifican, hay más vientos del oeste”, explicó.


No obstante, advirtió que “eso es lo teórico, pero en el 2015 no ocurrió así, a veces la estadística no sirve para explicar lo que va a pasar porque cada fenómeno tiene características nuevas”, afirmó.


Agregó que “desde lo teórico, la Pampa Húmeda y la cuenca del Plata recibirían más precipitaciones este año. La FAO le da importancia porque tiene que ver con la alimentación, piensa en la soja, el trigo o el maíz, no piensa en Río Negro o Neuquén, que son zonas áridas marginales”.


Reconoció que “es probable que después de la sequía haya inundaciones como ocurrió a principios de los 80, pero vamos a ver cómo evolucionan las condiciones. Para que ello ocurra deben ingresar frentes fríos desde el Pacífico, lo cual sería el combo ideal. Veremos qué pasa en los próximos meses. Hasta ahora tenemos un déficit de precipitaciones importante y seguimos con la sequía. Un pronóstico es una promesa con aval técnico. Hasta que no llegue la lluvia no podemos planificar”.


Agregó que “si se da una condición de aporte importante de calor, podríamos tener precipitaciones intensas en la cordillera. Pero viendo que en los últimos 15 cada vez nieva y llueve menos, hay que se muy cautos”.


Por el momento, en la costa seguirán “las temperaturas templadas por la tarde, con una especie de zonda, con temperaturas cercanas a los 20 grados por la tarde, con algunas tormentas hoy, mañana y el jueves. El viernes sí se viene el aire polar y podemos tener heladas. Se anticipa buen tiempo el fin de semana”.


Concluyó que “si vamos hacia un Niño el invierno no debería ser muy frío, sería muy variable y deberíamos tener al viento como protagonista, con algunas tormentas y variabilidad en las temperaturas tanto en invierno como en verano”.


El informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicado recientemente advierte que Argentina es uno de los países donde se producirían lluvias excesivas tras la dura sequía que azotó al país en los últimos años.


Luego de tres “Niñas” consecutivas que provocaron una dramática falta de agua, en el horizonte asoma El Niño, que traerá precipitaciones desde junio hasta el primer semestre de 2024.


Las lluvias, según consigna el reporte, tendrán su pico a finales del 2023.


FAO señaló que no se habían registrado temporales de las características del fenómeno El Niño desde el 2020, y que existe un 73% de probabilidades que se concrete la situación meteorológica. Estados Unidos, Paraguay y Uruguay estarían en la misma condición que Argentina, mientras que Brasil, el principal productor de soja del mundo, podría sufrir fuertes sequías.


En la Argentina este fenómeno podría aliviar el efecto de la sequía en la agricultura que ocasionó tres años consecutivos del evento contrario al El Niño, La Niña”, indicó el oficial de Recursos Naturales de la FAO, Oscar Rojas, quien vaticinó “una normalización de las precipitaciones en las regiones agrícolas de la Argentina podría significar una producción normal en los cereales”.


El impacto del fenómeno dependerá de la intensidad de las lluvias y el estado fenológico del cultivo de trigo en el momento que se presente el exceso hídrico”, agregó el experto en declaraciones al diario la Nación.


La acción temprana fortalece la capacidad de supervivencia de las poblaciones en peligro: una prioridad clave en el objetivo estratégico de la FAO de incrementar la resiliencia de los medios de vida ante las amenazas y las crisis”, recalcó.


“Los impactos por exceso son más difíciles de estimar que los impactos provocados por déficit de agua, así que no es posible en estos momentos estimar con exactitud si el cultivo de trigo se pueda beneficiar o perjudicar”, cerró.

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