UNRN: dificultades presupuestarias amenazan el segundo semestre

El rector de la Universidad de Río Negro expuso los desafíos financieros y su impacto en el funcionamiento universitario

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La Universidad Nacional de Río Negro enfrenta significativas dificultades presupuestarias que ponen en riesgo el desarrollo del segundo semestre del año. El rector Anselmo Torres detalló los desafíos financieros que la institución ha estado atravesando debido a la demora en la asignación del presupuesto acordado con el Gobierno Nacional.

Torres explicó que la universidad operó durante el primer semestre con fondos propios, debido al retraso de seis meses en la entrega del presupuesto. Aunque se ha asignado un aumento del 270%, este incremento llegó tarde y no cubre completamente la inflación acumulada desde 2022, que ha superado el 400%.

Además de los problemas presupuestarios, la situación salarial de los docentes y no docentes es crítica. Los sindicatos amenazaron con realizar paros que podrían impedir el inicio del segundo cuatrimestre. La Universidad de Buenos Aires declaró la emergencia salarial, y la Universidad de Río Negro podría enfrentar una situación similar si no se resuelven las demandas salariales.

Las becas estudiantiles también son una preocupación importante. Torres señaló que cerca del 30% de los estudiantes de la universidad dependen de becas para continuar sus estudios. Sin embargo, los montos de las becas Progresar y Belgrano no fueron actualizados, lo que afecta significativamente a los estudiantes que enfrentan costos crecientes en alquileres, transporte y consumos básicos.

Otro aspecto crítico es la obra pública universitaria. A pesar de las promesas de reactivación en el segundo semestre, aún no hay claridad sobre cuáles obras comenzarán y cuándo. Esta incertidumbre afecta la planificación y el desarrollo de la infraestructura necesaria para el funcionamiento adecuado de la universidad.

El gasto en ciencia y técnica también ha sido mínimo, con apenas un 1% del presupuesto ejecutado antes del receso. Esto limita las capacidades de investigación y extensión de la universidad, áreas esenciales para su desarrollo académico y contribución a la sociedad.

En respuesta a estos desafíos, la universidad decidió concentrar sus actividades en tres funciones básicas: extensión, investigación y docencia. Las demás actividades han sido reducidas debido a la falta de recursos suficientes. Aunque el incremento del 270% en el presupuesto es una ayuda, no compensa completamente la inflación acumulada desde la aprobación del presupuesto prorrogado en 2022.

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