Un bostezo que hizo ruido en la UNRN

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Una escena insólita, ocurrida durante el reconocimiento a la antropóloga y activista feminista Rita Segato, terminó por desencadenar una fuerte reacción institucional en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). El rector Anselmo Torres solicitó la renuncia al secretario general Luis Vivas, luego de que este protagonizara un episodio que generó indignación dentro y fuera del ámbito universitario.

El hecho ocurrió en el Centro Municipal de Cultura de Viedma, donde Segato fue distinguida con el título de Doctora Honoris Causa por su extensa trayectoria intelectual y su aporte a la teoría feminista contemporánea. Durante la clase magistral posterior a la entrega, el funcionario universitario —sentado en primera fila— bostezó repetidamente, actitud que la académica notó desde el escenario y le pidió interrumpir por resultar distractiva.

Lejos de disculparse, según testigos, Vivas respondió a Segato desde su asiento, lo que tensó el clima en el auditorio. La antropóloga, reconocida internacionalmente por sus estudios sobre las violencias patriarcales, continuó su exposición visiblemente incómoda. Al día siguiente, y tras la difusión de un video del momento, el rector de la UNRN tomó la decisión de pedirle la renuncia al funcionario, medida que se haría efectiva este lunes.

El registro audiovisual del episodio circuló rápidamente por redes sociales y medios locales, y encendió el malestar entre trabajadoras, docentes y estudiantes de la universidad. Varias de ellas aprovecharon la visibilidad del hecho para denunciar públicamente situaciones de maltrato, hostigamiento y acoso sexual atribuidas al mismo funcionario.

Un comunicado conjunto firmado por trabajadoras de la UNRN, legisladoras, concejalas e integrantes de la Red Interinstitucional de Género y Diversidad de Viedma expresó su repudio y calificó la actitud de Vivas como un “bostezo obsceno”, interpretándolo como un acto político de desvalorización hacia la palabra de una mujer, “ni más ni menos que Rita Segato”. “No fue una casualidad ni un problema de salud —señalaron— sino una expresión de impunidad, machismo y misoginia”.

El texto también destacó que el incidente rompió un silencio sostenido durante años dentro de la institución, dando pie a que diversas voces se animaran a relatar experiencias de violencia y desigualdad. Además, exigieron al rectorado activar los protocolos de prevención y sanción de la violencia de género y garantizar una respuesta clara frente a las denuncias.

En medio del debate, la figura de Rita Segato volvió a colocarse en el centro de la escena como símbolo de una lucha intelectual y política contra las estructuras patriarcales. Su presencia en Viedma, que debía ser un homenaje a su pensamiento, se transformó involuntariamente en un espejo que reflejó la persistencia de las desigualdades que ella misma se ha dedicado a analizar.

La universidad enfrenta ahora el desafío de que este episodio no quede reducido a un gesto individual, sino que marque un punto de inflexión en la construcción de una institución libre de violencias y más coherente con los valores que dice promover.

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