21 junio 2011 Río Negro Comentar
Fabián Gatti, Beatriz Manso y Martha Ramidán refirieron que la Defensoría del Pueblo de la Nación emitió las resoluciones Nº 147/10 y 101/11 para alertar sobre el peligro que produce la manipulación del insecticida endosulfan, solicitando al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que prohíba de inmediato en todo el país la utilización de ese agrotóxico.

Ese producto, creado en el año 1950, es el insecticida de mayor comercialización en el país y suele utilizarse combinadamente con el glifosato, otro agrotóxico también cuestionado por su nivel de toxicidad. Los contenidos de estos plaguicidas tienen como características básicas su acumulación en los ecosistemas, en los organismos de los seres vivos, incluidos los humanos y resultan peligrosos porque todos los plaguicidas son de alta toxicidad.

El endosulfán es usado para controlar insectos en cosechas comestibles y no comestibles. Frecuentemente se rocía sobre cosechas y el rocío puede viajar largas distancias antes de depositarse sobre cosechas, en el suelo o el agua. La demora en su degradación total -demostrado mediante estudios- puede durar muchos años y su nivel de toxicidad es alto.

La exposición al producto ocurre principalmente al ingerir alimentos contaminados, por tomar contacto con la piel, a través de la respiración de aire contaminado o tomando agua contaminada y afecta principalmente el sistema nervioso central, explicaron los legisladores.

Utilizado para combatir insectos en soja, alfalfa, algodón, girasol, lino, maíz, tabaco y hortalizas, posee una clasificación química de organoclorado y actúa sobre insectos por contacto e ingestión, aunque con altas temperaturas puede actuar por inhalación. Es sumamente tóxico para peces y de uso restringido en cercanías de cursos de agua, aunque, como con el resto de las fumigaciones, lamentablemente no existe control sobre su uso, agregaron.

Actualmente, al menos 74 países prohibieron su utilización y en la Argentina se usan 5,5 millones de litros anuales para la producción de algodón, maíz y soja, entre otros cultivos, a pesar que está catalogado como producto altamente peligroso.