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“Tras la muerte de Carlos Soria, Miguel Ángel Pichetto intentó convertirse en el comisario político de Alberto Weretilneck, del Frente Grande. Pero el pragmatismo y la construcción de poder, que incluye el acercamiento con sectores del radicalismo, enfureció al titular del bloque kirchnerista en el Senado, quien pidió la intervención directa de Cristina.
La muerte del entonces gobernador de Río Negro, Carlos Soria, generó -además del misterio que envolvió al hecho- una crisis política de magnitud: con su desaparición física, el liderazgo provincial quedaba en manos de su vice Alberto Weretilneck, del Frente Amplio. Sucedía en medio de la algarabía del PJ rionegrino, que accedía nuevamente al poder luego de más de casi tres décadas de dominio radical.
Un gran número de dirigentes peronistas pidieron entonces que la gobernación vuelva a manos del PJ. Aseguraban que no debía quedar en poder del Frente Grande, un partido menor con el que se estableció una alianza estratégica para vencer al radicalismo K. Exigían un mandato corto del entonces vice, y un llamado a elecciones anticipadas. Nada de eso sucedió.
El propio Miguel Ángel Pichetto comprendió que esa podía ser su oportunidad de ejercer el poder en Río Negro desde las sombras. Su estrategia consistía en aprovechar el vacío de poder del sucesor de Soria, y valerse de su liderazgo en el Partido Justicialista provincial, del que es su titular. Por eso, luego de reunirse con Cristina Kirchner, finalmente el senador nacional confirmó que se cumpliría con la constitución y Weretilneck completaría todo el mandato.
Pero con el correr de los meses, el plan de Pichetto comenzó a desmoronarse: lejos de encontrarse con un "títere", el nuevo gobernador mostró todo su pragmatismo, y el propio uso de la "lapicera", para construir de a poco su propia base de poder. Alineó de a poco a legislador e intendentes peronistas. El jefe de la bancada en la Cámara Alta dejó de ser consultado.
Furioso, Pichetto firmó junto a una docena de legisladores un documento para reclamar la "urgente rectificación del rumbo del gobierno" de Río Negro. Cuestionó allí su "profundo personalismo e individualismo". Y le recordó que el PJ "es el eje central y vertebrador del Frente para la Victoria", en medio de los gestos del gobernador hacia distintos sectores del radicalismo.
Un dato revelador: de los 28 legisladores que ingresaron por las listas de Soria, 23 son peronistas y sólo 5 del Frente Amplio. Y la nota crítica de Pichetto sólo fue firmada por 13 de esos legisladores. El resto, en silencio, comienza a mostrarse en línea con el gobernador.
"Reclamó más participación del peronismo, y resulta que el 90% del gabinete -incluido su hijo- es peronista. Le jode que Weretilneck siga construyendo su propio bloque de poder. Le jode también que esté incluyendo a sectores del radicalismo en su carrera para el 2015", consideró un peronista histórico de la provincia.
Furioso, la semana pasada Pichetto se reunió con la Presidenta, a quien le pidió directamente la cabeza del gobernador. Cristina le dijo que estudiaría el tema, pero su negativa quedó a la vista esta misma mañana (por el lunes pasado), cuando el ministro Yauhar se mostró en un acto junto a Weretilneck. La Casa Rosada todavía apuesta a una buena gestión en Río Negro. Y Pichetto parece destinado a perder un poder y un rol que pretendió, pero nunca pudo consolidar”.
27 diciembre 2024
Río Negro