Nuestro pueblo quería ser parte de las políticas públicas inclusivas implementadas por el gobierno nacional desde el año 2003 y, a su vez, necesitaba sentirse parte de un modelo de país pujante y de una Patria Soberana.

Y en ese momento se puso manos a la obra. Se necesitaba, en primera instancia, terminar con el paradigma neoliberal que la educación era un servicio, y pasar a constituirse en derecho social.

La democratización de las decisiones en el ámbito educativo, la universalización de la educación, la garantía de la capacitación de los docentes en servicio, la implementación de políticas socioeducativas que permitieron incorporar nuevos derechos consagrados en las leyes, entre otras decisiones, constituyeron el camino que permitió la materialización del postulado basal de esa transformación: “Enseñar todo a todos”.

Hace unos días se conocieron los datos del Operativo Nacional de Evaluación ONE tomado en el 2013 en tercer y sexto grado, es decir a casi un año y medio del inicio de la gestión, y nuestra provincia se destacó en todas las áreas del conocimiento, superando la media regional y nacional.

Más allá de resultar “satisfactorio” desde el punto de vista cuantitativo, creemos importante valorar la experiencia desde lo cualitativo. Una gestión educativa que se inició con cambios esenciales: la estabilidad laboral de los trabajadores de la educación, la mejora en las condiciones de trabajo, la jerarquización del ámbito paritario en tanto espacio de discusión y de búsqueda de consensos, la implementación de escuelas de jornada completa, la obtención de financiamiento de obras edilicias gestionadas ante el Poder Ejecutivo Nacional, el acompañamiento sostenido del Ministerio de Educación de la Nación, todo ello en pos del objetivo principal.

Creemos que el resultado los resultados obtenidos se deben a la causalidad. Las mieles que hoy se disfrutan son producto de lo sembrado desde el 10 de diciembre de 2011. Quisimos dejar un sistema educativo mucho mejor que el que nos tocó recibir. NO FUE MAGIA.