Por Magdalena Odarda (*)
Hace pocos días, el pasado 10 de junio de 2022,
conmemoramos el 193° aniversario de la creación de la Comandancia Política y
Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos por parte del
Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
El 3 de enero de 1833, el ejercicio efectivo de la
soberanía argentina fue interrumpido mediante un acto de fuerza llevado a cabo
en tiempo de paz por parte del Reino Unido, que ocupó ilegalmente las islas
mediante un brutal acto de usurpación.
172 años después, se inició el conflicto bélico en
Malvinas. El horror duró 74 largos días y dejó como saldo 672 jóvenes
argentinos que perdieron la vida, según datos oficiales.
El hundimiento del ARA General Belgrano fue uno de los
episodios más crudos y tristemente recordados por ser atacado a traición, fuera
de la zona de exclusión. Fueron 323 los muertos, por supuesto, todos del lado
argentino. Otro hecho que también quedó guardado bajo un manto de impunidad.
Desde entonces, el Reino Unido mantiene una cerrada negativa a reanudar el
diálogo con nuestro país.
En 2016, el pacto conocido como
"Foradori-Duncan", firmado por el ex viceministro argentino Carlos
Foradori, removió todo obstáculo para que Inglaterra explote inescrupulosamente
la pesca y los hidrocarburos. Se suma a ello, la injustificada presencia
militar de Inglaterra en nuestras Islas. El complejo de bases militares
británicas "Mount Pleasant Complex" (Monte agradable), localizado a
45 kilómetros al sur de Puerto Argentino, incluye una base aérea y otra de
lanzamiento de misiles. Es el centro más importante de toda Latinoamérica que
integra el dispositivo de seguridad global de la OTAN.
Pero el ataque a nuestra soberanía no solo ocurre en
nuestras Islas Malvinas.
A partir de la dictadura militar en Argentina, la
presencia de grandes grupos económicos extranjeros, aprovecharon nuestras leyes
débiles y permisivas para comprar grandes extensiones de tierras, con lagos,
ríos, glaciares y hasta caminos públicos, que fueron vendidos como parte de
esos negocios inmobiliarios.
La ley 26.737 creó el "Régimen de protección al
dominio nacional sobre la propiedad, posesión o tenencia de las tierras
rurales", con el fin de controlar la venta y la extranjerización de
nuestro territorio en 2011, pero cinco años más tarde, el decreto 820/2016,
volvió a permitir la profundización del proceso "extanjerizador".
El caso del empresario inglés-norteamericano Joe Lewis,
quizá sea uno de los más emblemáticos para demostrar la impunidad con la que se
mueven empresarios británicos en un país, que aún llora a sus muertos de
Malvinas.
En 1996 adquirió el campo que rodea totalmente al Lago
Escondido, de 8.063 has, ubicado entre las ciudades de El Bolsón y San Carlos
de Bariloche. El negocio inmobiliario se llevó a cabo mediante una
triangulación fraudulenta contra las leyes argentinas que prohíben la compra
por parte de extranjeros de tierras en zonas de frontera. Esta maniobra es
investigada por la Justicia, pero aún sigue impune. A partir de entonces, los
ciudadanos y ciudadanas argentinas, nos encontramos imposibilitados a acceder a
uno de los lagos más hermosos de la Patagonia argentina en condiciones de
seguridad.
En 2016, el ex procurador del Tesoro Carlos Balbín,
solicitó al entonces Ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que inicie la
"ACCION DE LESIVIDAD", para declarar nula la compra del campo y
recuperar para el Estado Argentino, las tierras que rodean el Lago Escondido.
La respuesta de Frigerio fue negativa, considerando que
estaríamos ante "un dispendio judicial". Esta negativa, detonó la
denuncia penal presentada por el ex senador Pino Solanas.
El largo peregrinar ante la Justicia rionegrina de
ciudadanos y organizaciones sociales, indígenas y ambientales en pos de
garantizar el libre acceso al Lago Escondido, lleva 17 años. Una causa judicial
en la cual pasaron más de 28 jueces, y con una demora en su cumplimiento que
lleva más de 13 años, donde el abuso de la jurisdicción o abuso procesal,
resultó más que evidente.
Con casi dos décadas de lucha, puedo afirmar que la
impunidad no ha cesado: Los accesos al Lago Escondido siguen cerrados, la
guardia armada vinculada al magnate, continúa atacando a los vecinos sin
consecuencias legales, tal lo ocurrido los días 8 y 9 de febrero de 2022 con
los militantes de la Fundación Interactiva para Promover la Cultura del Agua
(FIPCA) y el espejo de agua sigue afuera del corredor turístico de la provincia
de Río Negro.
Y quizá, lo más grave para nuestra seguridad nacional, es
que este mismo ciudadano inglés, haya construido y operado por años, el
aeropuerto más sofisticado de la Patagonia argentina, ubicado en la costa
atlántica, en zona de fronteras y en el estratégico paralelo 42°, a tan solo
dos horas de vuelo de nuestras Islas Malvinas.
Hace pocos días se conoció una resolución de la
Inspectoria General de Justicia por la cual se pidió la nulidad de la sociedad
Hidden Lake S.A. de Joe Lewis por el incumplimiento de sentencias judiciales
firmes y sus gravosas consecuencias hacia la comunidad.
A 40 años de la gesta de Malvinas, y en honor a nuestros
caídos, ex combatientes y de todos los argentinos y argentinas, llegó la hora
de decir BASTA. Nuestro Estado de Derecho no admite privilegios. Tampoco tolera
la presencia de enclaves coloniales antiguos o nuevos que pongan en peligro
nuestra soberanía.
(*) Titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas
(INAI).
16 noviembre 2024
Opinion