Opinión: Cristian Edward Rodicio

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Por Cristian Edward Rodicio*

Dicen que cuando uno toca fondo, lo que resta es subir, pero ese no parece ser el panorama en nuestro país cada vez que tocamos "fondo". El reciente anuncio de un nuevo préstamo de 20.000 millones de dólares por parte de Argentina, nuevamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), parece ser el titular de una noticia del tiempo de Mauricio Macri con Luis "Toto" Caputo como ministro, pero no.

Si bien este tipo de acuerdos suelen ser presentados como una solución temporal ante una crisis económica, lo cierto es que la realidad de estos préstamos es mucho más compleja y preocupante para el futuro del país. En lugar de abordar los problemas estructurales de la economía argentina, esta medida parece ser solo una forma de sumirnos aún más en un ciclo de deuda sin resolver las causas fundamentales de nuestra situación económica.

En primer lugar, este nuevo endeudamiento se suma a una deuda externa que ya es insostenible. Argentina lleva años acumulando obligaciones financieras que no tienden a disminuir, sino todo lo contrario, nos llevan cada vez más a estar hundidos a futuros acuerdos con un organismo que limita las posibilidades de inversión en áreas claves como infraestructura, salud y educación, afectando y comprometiendo al desarrollo de generaciones futuras.

Por otra parte, no podemos pasar por alto la aprobación irresponsable por parte de los Diputados de la Nación del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que habilitó este nuevo endeudamiento. La falta de transparencia y la rapidez con la que se aprobó este DNU son la clara demostración de cómo maneja este gobierno nacional los poderes del Estado, ya que no se permitió un debate serio ni un análisis detallado sobre las condiciones del préstamo.

Los legisladores, al aceptar de forma casi automática este acuerdo, lo hicieron sin tener la información completa sobre las exigencias del FMI, ni evaluar las repercusiones que este acuerdo tendría sobre las finanzas públicas y la calidad de vida de los ciudadanos. Esta falta de responsabilidad y de control por parte del Congreso no solo es un grave error, sino también una muestra más de la desconexión entre los representantes políticos y la realidad que viven los argentinos, quienes se verán directamente afectados por las políticas impuestas por estos préstamos.

Esta decisión reafirma nuestra dependencia del FMI, una institución que, en lugar de ser un apoyo genuino a las naciones que recurren a ella, ha impuesto condiciones y recetas económicas que han demostrado ser ineficaces para generar crecimiento sostenible en el país. A lo largo de las décadas, hemos visto cómo los préstamos del FMI no han solucionado los problemas estructurales de la economía argentina, como la inflación crónica, la falta de inversión productiva y el famoso déficit fiscal. Por el contrario, estas condiciones nos han sometido a programas de ajuste fiscal que han recortado recursos en áreas fundamentales como el gasto social, incrementando la pobreza y la desigualdad.

Lo más preocupante de esta medida del gobierno libertario de Javier Milei es que pareciera no existir un plan claro ni efectivo para abordar las causas profundas de la crisis argentina. La inflación sigue latente a pesar de estar “controlada” por la no emisión y la baja del gasto, las paritarias salariales no existen, no existe independencia entre los poderes del Estado, el empleo sigue siendo precario y la producción interna no logra despegar.

En lugar de concentrarse en políticas de desarrollo sostenible, diversificación de la economía y una reforma estructural que impulse la competitividad y la inversión, el gobierno sigue apostando a más endeudamiento. Todo esto en un contexto donde prevalece cada vez más la desigualdad social y el control de las calles a través de la represión policial.

*Presidente de la Mesa de Viedma del Partido del Trabajo y la Equidad (ParTE)
DNI. 34958877