La crisis hidrológica más importante de los últimos 77
años que afecta a la Argentina y buena parte de la región, podría profundizarse
en el próximo trimestre y dificultar aún más las condiciones de generación en
las principales represas hidroeléctricas, así como en las centrales
termoeléctricas y nucleares que utilizan el agua para la refrigeración.
Fuentes de la Subsecretaría de Energía Eléctrica
señalaron a Télam que "si bien hay una clara bajante hidráulica a niveles
históricos en las distintas cuencas, no hay un estrés para el sistema eléctrico
en general y permite cubrir cómodamente la demanda a partir de otras fuentes de
generación".
De acuerdo a las previsiones meteorológicas en el
trimestre agosto-octubre no hay indicios de que se puedan revertir los bajos
niveles de lluvia en la cuenca de los ríos Paraná y Uruguay, en el noreste
argentino, algo similar a lo que es espera en el sur del país, en particular en
la cuenca del Comahue.
La baja hidraulicidad de los ríos fue uno de los
problemas que debió enfrentar este invierno la Secretaría de Energía, sumado a
la reducción de los envíos de Bolivia de gas natural ante el reciente proceso
de recuperación de la producción gasífera en Vaca Muerta -demorado un mes por
las protestas en Neuquén- que no alcanzó para cubrir los picos de demanda.
Ese panorama llevó al Gobierno a definir la llegada de un
segundo barco regasificador al puerto de Bahía Blanca, y a incrementar la importación
de combustibles líquidos para garantizar la generación eléctrica.
La histórica situación hidrológica complica el
abastecimiento de agua potable para la población, además de reducir la
navegabilidad de los ríos, las operaciones portuarias y a distintas actividades
productivas.
En el caso de la energía eléctrica esto esta teniendo
particular afectación en lo que va del año en las mayores represas
hidroeléctricas, que vieron reducir al 50% la capacidad de generación para esta
época del año, como sucede en la actualidad en Yacyretá, sobre el río Paraná;
en Salto Grande, sobre el río Uruguay; y en Chocón, en la Patagonia, con el río
Limay.
Fuentes de la Subsecretaría de Energía Eléctrica
consultadas por Télam explicaron que "si bien hay una clara bajante
hidráulica a niveles históricos en las distintas cuencas, no hay un estrés para
el sistema eléctrico en general y permite cubrir cómodamente la demanda a
partir de otras fuentes de generación".
En ese sentido, dijeron que la potencia instalada al 31
de marzo de 2021 fue de 42.300 Mw, de los cuales la generación hidráulica
aportó unos 11.300 Mw; la nuclear 1.755 Mw; la térmica entre ciclos combinados
y turbo vapor 25.000 Mw; tecnología eólica unos 3.000 Mw; solar 760Mw y el
remanente restante a través de equipos de combustión interna.
"Así cuando baja la hidraulicidad por el escaso
aporte de lluvias afecta la hidroeléctrica, sube la generación térmica que
puede quemar gas natural o combustibles líquidos como gasoil o fueloil, y
también ganan participación las fuentes eólica y solar, lo que permite
abastecer satisfactoriamente la demanda", explicaron las mismas fuentes.
Más allá de la consolidación del sistema eléctrico por la
diversificación de su parque generador, en el cual la hidroeléctrica redujo su
participación desde mediados de la década del 90 desde 48% del total al 22% con
que cerró 2020, la bajante de los ríos se viene haciendo sentir en los últimos
meses y todo indica que al menos continuará durante el próximo trimestre.
En agosto y septiembre la cuenca del Paraná y el Uruguay
entran en los meses de estiaje (caudal mínimo), ya que los de crecida son en
febrero y marzo por las lluvias en las cuencas altas que nacen en Brasil, cuyo
sistema de presas evita que el problema sea aún más grave aguas abajo.
22 noviembre 2024
Nacionales