Una joven de Cipolletti inició un
juicio a su tío por abuso sexual simple, sufrido cuando era una niña. Al
finalizar el proceso la víctima reveló que en el marco de su proceso de
superación para aliviar el dolor no pretendía la pena máxima, ni cárcel efectiva.
Pero pidió que el acusado reconociera que los hechos constituyeron un abuso. A
lo largo de los años, parte de su familia había cargado en ella la
responsabilidad de los hechos.
La joven ahora tiene 19 años y
estuvo acompañada en el juicio por una fiscal de Cipolletti y por la Oficina de
Atención a la Víctima. Ya en etapa de juicio, la víctima se mostró interesada
en expresar lo que sentía y en contar cuales eran sus expectativas con el
proceso judicial.
El tribunal la escuchó y luego
consensuaron una respuesta institucional acorde a su petición y a lo que
establece la ley. En su exposición, la víctima narró los hechos sucedidos
cuando ella era una niña de diez años. Esporádicamente iba a dormir a la casa
de sus primas y en ese contexto su tío político le tocó las piernas y los
glúteos. Sostuvo que no pretendía la pena máxima, sino que para ella
significaba una reparación el hecho de que el imputado aceptara que lo que hizo
estuvo mal. Dentro de su proceso de superación le bastaba, aseguró, con haber
visibilizado la situación ya que su familia le atribuyó por años algún grado de
responsabilidad en los hechos.
Finalmente, el imputado y su
defensor particular aceptaron un juicio abreviado. Por abuso sexual simple el
Código Penal de la Nación contempla penas en suspenso.
El acusado, sin antecedentes,
admitió los hechos y la condena de seis meses en suspenso. El Tribunal homologó
el acuerdo, consideró el pedido de la víctima y entre las pautas de conductas
impuso una prohibición de acercamiento y contacto a la joven y la obligación
para el condenado de realizar tratamiento psicológico.
17 enero 2025
Judiciales