El Complejo Universitario Regional Zona Atlántica y Sur (CURZAS) y el
Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro renovaron su convenio
para garantizar el funcionamiento del Jardín Maternal Comunitario Nº 26
“Comahuitos”, que ofrece servicios educativos y de cuidado para niños y niñas
desde los 45 días hasta los 2 años de edad. La renovación del acuerdo se
concretó el pasado 17 de diciembre, con la firma de la decana del CURZAS,
Adriana Goicochea, y la directora de Educación Inicial, Analía del Valle Jofré.
El Jardín "Comahuitos" tiene un horario extendido de 7 a 21 horas
y prioriza la matrícula de hijos e hijas de estudiantes del CURZAS y del
Instituto de Formación Docente Continua en Educación Física. En segundo lugar,
se considerará a los hijos del personal docente y no docente, siempre
respetando la capacidad edilicia y la planta orgánica funcional disponible.
Este espacio tiene como objetivo apoyar la trayectoria educativa de los
estudiantes universitarios, permitiéndoles estudiar y acceder a la educación
mientras sus hijos e hijas reciben cuidados de calidad.
El Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro se compromete a
proveer personal de apoyo, alimentos, artículos de limpieza y realizar el
mantenimiento edilicio necesario. Además, se asegura que el ciclo lectivo se
ajuste al calendario escolar oficial, con recesos, jornadas institucionales y
capacitación docente, y brinda acompañamiento pedagógico a través de la
Dirección de Educación Inicial para fortalecer las prácticas educativas del
jardín.
“En corresponsabilidad con las familias, buscamos dar centralidad a las políticas
de cuidado, promoviendo la protección integral de la primera infancia”, señaló
Analía del Valle Jofré, destacando la importancia de la construcción de
Acuerdos Escolares de Convivencia en la comunidad educativa.
Historia de una propuesta pionera
El Jardín Maternal Comunitario “Comahuitos” fue creado en 1988 como una
iniciativa pionera para dar respuesta a una necesidad planteada por los
estudiantes universitarios. En sus primeros años, el espacio funcionaba en una
casa refaccionada que pertenecía al cuidador del entonces Centro Universitario
Regional Zona Atlántica (CURZA). La idea surgió gracias al apoyo de los
estudiantes organizados en el Centro de Estudiantes y las autoridades
universitarias de la época.
Marta Duarte, una de las primeras trabajadoras del jardín, recordó cómo los
padres organizados en la Comisión de los Comahuitos colaboraban con una cuota
para cubrir salarios y mercadería, mientras que la universidad proporcionaba
productos de limpieza. El jardín comenzó con horarios vespertinos, de 14 a 22
horas, y en sus primeros años, los niños eran una presencia activa en el
espacio, realizando actividades recreativas y educativas.
A pesar de los desafíos económicos y sociales, incluyendo el cierre temporal
del jardín en ciertos períodos, el espacio logró mantenerse y hoy sigue siendo
un referente en la comunidad educativa. La psicopedagoga María Inés Barilá,
quien formó parte de la fundación del jardín, destacó que “Comahuitos” fue un
proyecto pionero, ya que en esa época no se concebía la presencia de niños
pequeños en universidades, lo que marcó un cambio de paradigma en la forma de
concebir la educación superior y la conciliación con la vida familiar.
La decana del CURZAS, Adriana Goicochea, destacó la importancia del jardín
para la accesibilidad a la educación, subrayando que esta iniciativa también
representa una oportunidad clave para implementar la perspectiva de género, ya
que facilita la permanencia de las estudiantes, especialmente aquellas que son
madres.
23 diciembre 2024
Viedma